Sodano, siempre en la sombra

"Nido de víboras" llamaba Jesús a los fariseos. Hoy, se lo diría al Vaticano. Y es que, como tamibén advirtió Cristo, el poder es la gran tentación del ser humano. Y la curia vaticana, maquinaria del poder eclesiástico por excelencia, reúne, como en todas las cúpulas, gente con vocación de servicio y gente que sólo se busca a si misma a través del poder. Un poder, en este caso revestido de crácter sagrado, que es todavía más poder, la cumbre del poder. Es la gran tentación del clero y algunos de sus miembros sucumben continuamente en ella. Como prueba fehacientemente los últimos acontecimientos.

Y no nos sirve de consuelo que siempre haya sido así. Si la estructura de mando eclesiástica está podrida, no puede dar buenos frutos. Huele mal y de lejos. "Roma veduta, fede perduta", se dice desde tiempos inmemoriales. Y asi seguimos. Con escándalos continuos, filtraciones interesadas, complots, rencillas, cordadas, rumores, chismes...Cruce de navajas al amanecer...Navajeros de Dios.

El último episodio (y se anuncian ya nuevos capítulos de fugas de noticias comprometidas para la Santa Sede) es de trhiller. Un cardenal que se va a China a decir que al Papa le quedan 12 meses de vida, que ya tiene elegido sucesor (Scola) y que no traga a su número dos. El que 'larga' es el cardenal Romeo, íntimo amigo del cardenal Sodano, que se lo cuenta a los chinos y éstos se lo dicen al cardenal Castrillón (perejil de todas las salsas y contubernios) y éste lo hace llegar a Secretaría de Estado y al propio Papa. Y todo eso aireado en los medios.

Gana el Papa, que aparece ante la opinión pública, como el gran servidor, rodeado de trepadores, al que, por lo tanto, hay que proteger y querer mas que nunca.

Queda de nuevo tocado el cardenal Bertone. Aunque el fuego graneado contra él es tan burdo que, al final, hasta el Secretario de Estado sale reforzado.

Queda tocado Scola, porque el que "entra Papa en el cónclave, sale cardenal". Aunque cada cónclave sea una hi´storia en sí mismo.

Pero sin duda los que peor quedan son los integrantes de la vieja guardia curial: Sodano y Castrillón. Sbre todo el primero, Angelo Sodano, que no se resigna a perder el pode ry, desde que ha dejado la Secretaría de Estado, se dedica a disponer todo tipo de maniobras (sucias en sí mismas y por las consecuencias que entrañan para la Iglesia) contra su sucesor. ¡Que lo echen ya de Roma! Un amigo asturiano dice que deberían mandarlo a Antananarivo, la capital de Madagascar. Allí, de capellán de las monjas de un leprosario. Y sin billete de vuelta. Y, por supuesto, sin teléfono ni ordenador. Penitencia, saco y ceniza y reclusión.

Sodano sabe que el Papa es anciano y, por ley de vida, no va a aguntar mucho. Aunque eso sólo Dios lo sabe y el Papa alemán parece débil, pero tiene la firmeza de la roca. En cualquier caso, el gran manipulador ya puso la maquinaria sucesoria en marcha. Y quiere controlar al próximo Papa. Para eso, necesita a uno de los suyos en Secretaría de Estado. Y quemar a los candidatos que no sean de su cordada. Y crear la sensación pública de que estamos en fin de reinado y que el nuevo Papa, cuando lo haya, tiene que ser de los suyos.

Aunque para eso, sus topos tengan que poner en marcha el ventilador de la suciedad y de las filtraciones interesadas. Y aunque ello redunde en mala imagen para la institución. Porque, en el fondo y en las formas, sólo les interesa el poder, no la Iglesia de Jesucristo. ¡A Antananarivo con él!

José Manuel Vidal
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