Piden a Nunciatura y a Roma que exijan la renuncia inmediata del prelado de la diócesis Vergüenza e indignación entre el clero murciano por las mentiras y la desfachatez de su obispo, monseñor Lorca Planes

Lorca Planes
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“¿Vais a seguir pidiendo por ese c. de obispo, al que nombráis todos los días en la misa?”, le lanza la gente a la cara de los curas, entre otras muchas lindezas

“Esta gente acaba de dinamitar el buen nombre de la diócesis de Cartagena. Nos han coronado de espinas ante el pueblo. Y esta vez no son los medios ni la izquierda ni los anticlericales. Es la casta dirigente de nuestra diócesis”

“Dada la gravedad del caso, el cumplimiento de la penitencia sólo puede consistir en la renuncia inmediata a la mitra por parte del obispo”

Creen los curas que su obispo ha quedado descalificado para poder seguir dirigiendo la diócesis: “¿Quién le va a creer, después de haber mentido tantas veces? ¿Qué valor va a tener la palabra del obispo a partir de ahora?”, se preguntan

Siempre ha habido (y sigue habiendo) alto y bajo clero. Por eso, mientras la cúpula de la Iglesia de Cartagena-Murcia, con su obispo José Manuel Lorca a la cabeza, se cuela para vacunarse y miente descaradamente, para justificarse, los curas de la diócesis tienen que aguantar insultos, descalificaciones y bromas de todo tipo por la calle. “¿Vais a seguir pidiendo por ese c. de obispo, al que nombráis todos los días en la misa?”, les lanzan a la cara, entre otras muchas lindezas.

El propio clero diocesano está avergonzado, abochornado y profundamente indignado por la conducta del prelado y de su camarilla de enchufados 'vacunajetas'. Y de hecho, algunos curas, en vez de citar al obispo e misa, hablan de la diócesis. “Esta gente acaba de dinamitar el buen nombre de la diócesis de Cartagena. Nos han coronado de espinas ante el pueblo. Y esta vez no son los medios ni la izquierda ni los anticlericales. Es la casta dirigente de nuestra diócesis”, explica un sacerdote, profundamente indignado.

Dolido, otro compañero sacerdote murciano remacha: “Acaban de dinamitar el buen nombre de la diócesis de Cartagena. Siento una vergüenza y un dolor inmensos en nombre de la diócesis, porque somos muchísimos los curas que estamos entregándonos a fondo por ser coherentes con lo que predicamos a nuestros seglares, que son de oro. No nos merecemos esto”.

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A los sacerdotes murcianos no sólo les duele el 'pecado' de su obispo, sino también que haya tardado tanto tiempo en reconocerlo y que, encima, haya contado medias verdades y haya buscado exculparse con una simple petición de perdón. “El perdón, para que sea sincero, tiende que ir acompañado del propósito de la enmienda y del cumplimiento de la penitencia, que, dada la gravedad del caso, sólo puede consistir en su renuncia inmediata a la mitra”, dice un cura de una barriada pobre de la capital murciana, que se faja a diario en la atención a los enfermos y a los más necesitados.

Por eso, la mayoría del clero murciano está pidiendo a gritos que intervenga Roma y la Nunciatura. “Parece mentira que, hasta ahora, ni Nunciatura ni Roma hayan hecho nada. Si no dan un baculazo y exigen la renuncia del obispo, nuestra diócesis quedará herida de muerte para siempre.

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Creen, en efecto, los curas que su obispo ha quedado descalificado para poder seguir dirigiendo la diócesis: “¿Quién le va a creer, después de haber mentido tantas veces? ¿Qué valor va a tener la palabra del obispo a partir de ahora?”, se preguntan.

El antitestimonio del obispo es de tal calibre que los curas convierten el caso en paradigma de esa casta clerical que, a pesar de ser fustigada continuamente por el Papa Francisco, sigue campando a sus anchas en muchas diócesis españolas, entre ellas en la de Cartagena-Murcia.

Lorca y demás compañeros en la tele
Lorca y demás compañeros en la tele

“Es un claro ejemplo de que se sienten elegidos, con privilegios, con todos los derechos, por encima de todos y dotados de impunidad. La cúpula de la Iglesia diocesana funciona como una vulgar camarilla, mientras la gente se muere a diario por no llegar a tiempo a las vacunas”, explican los curas y piden la renuncia de monseñor Lorca Planes. “No basta con pedir perdón. Póngaselo fácil al Papa y renuncie”, le piden al obispo sus propios curas.

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