"Sin una fe verdadera, no habrá para mí una verdadera la Navidad" En la escuela del Adviento

En la escuela del Adviento
En la escuela del Adviento

"Para todos es la palabra del profeta: 'se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos del sordo se abrirán… entonces saltarán como ciervos los cojos…'"

Palabras, las del profeta y las de Jesús, que pueden dejarnos indiferentes, porque las consideramos palabras sin sentido, promesas no cumplidas, palabras y promesas cuyo destino mejor es el olvido…

"Si es así como escucho la palabra de Dios, quiere decir que no he empezado a creer, Y lo que tendría que ser una fiesta por la fidelidad de Dios, se nos quedará en lucerío"

Para todos es la palabra del profeta: se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos del sordo se abrirán… entonces saltarán como ciervos los cojos…”.

Y para todos es ese hijo cuyo nacimiento esperamos, el hijo de María, el Hijo de Dios. Si le preguntamos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”, él nos responderá, diciendo: “los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados”.

Creemos. Crecemos. Contigo

Palabras, las del profeta y las de Jesús, que pueden dejarnos indiferentes, porque las consideramos palabras sin sentido, promesas no cumplidas, palabras y promesas cuyo destino mejor es el olvido.

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: ¿Es Jesús un mago o el Mesías? Domingo 23. Ciclo B

Si es así como escucho la palabra de Dios, quiere decir que no he empezado a creer: si no la he reconocido cumplida en mí mismo, no he empezado a creer; si no me reconozco ciego al que Cristo Jesús ha abierto los ojos, sordo al que han abierto el oído, leproso al que han curado, muerto al que el Hijo de Dios ha resucitado, puede que me llame cristiano, pero no he aprendido lo que ese nombre significa, porque no he aprendido lo que significa para mí el nombre de Cristo Jesús… Me han dicho que ese nombre significa: “Dios salva”; puede que lo haya aprendido, pero no lo he creído, no lo he confesado verdadero para mí, cumplido en mí, vivido por mí…

Sin una fe verdadera, no habrá para mí una verdadera la Navidad.

Y lo que tendría que ser una fiesta por la fidelidad de Dios, una espera gozosa del que viene para hacer justicia a los oprimidos, del que nace para hacerse pan de los hambrientos, lo que tendría que ser un canto nuevo, la memoria festiva de un amor entregado para dar libertad a los cautivos, se nos quedará en lucerío sin luz, en fiesta sin alma, en gasto sin provecho, en mentira con apariencias de verdad…

Habrá Navidad verdadera sólo para ciegos que ven, para sordos que oyen, para leprosos que han quedado limpios, para muertos que han resucitado…

Sólo ellos encenderán luces de esperanza y de fiesta en el corazón por el nacimiento del Salvador, o porque ya lo han encontrado, o porque, en la fe, esperan su venida; todos dirán: “Ven, Señor, Jesús”, porque lo esperan velando; todos cantarán: “Aleluya”, porque ha venido a sus vidas.

Si en una cara de la Navidad vemos sólo a pobres con esperanza, en la otra vemos a un Dios, que viene pobre a ser buena noticia para los pobres: “El espíritu del Señor está sobre mí: me ha enviado a evangelizar a los pobres”.

Encuentro desde el corazón de Jesús

Si mi fe confiesa que Cristo Jesús, el Hijo de Dios, “siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza, la Navidad no será sólo agradecimiento por lo que de Dios hemos recibido, sino también asombropor el amor con que todo se nos ha dado. Y cuando digo todo, no estoy pensando en todo lo que nosotros podemos soñar, sino en todo lo que Dios, con ser Dios, puede dar, pues en darnos como nos dio a su Hijo, Dios nos ha dado su luz, su palabra, su gracia, su santidad, su justicia, su vida…

Pero, si ésa es nuestra fe, ese Credo va diciendo que tú, Iglesia de Cristo, porque eres su cuerpo, porque eres su presencia viva entre los hombres, también tú has sido ungida en él, está sobre ti el mismo Espíritu que vino sobre él, y has sido enviada, como él, a evangelizar a los pobres. No eres Iglesia para ti misma, sino para los amados de Dios: estás llamada a ser de los pobres como lo fue Jesús, a ser sacramento de la misericordia de Dios como lo fue Jesús, a ser evidencia del amor de Dios como lo fue Jesús.

Y ése será nuestro Adviento: aprender a ser Jesús.

Feliz camino al encuentro del Señor.

Posdata:

Ésta era la noticia:España y otros tres países, -Italia, Grecia y Chipre-, podrán enviar migrantes a otros estados europeos para aliviar su carga de llegadas. Es un paso adelante, aunque las cifras de traslados y ayudas económicas serán menores de lo que solicitaba el gobierno español. La nueva regulación pactada en Bruselas endurece claramente las políticas migratorias de la UE.

Y esta otra decía: Marruecos recibirá 500 millones de euros para frenar la inmigración irregular en Europa.

Y esta otra completaba el panorama semanal: Los guardacostas griegos han encontrado este sábado los cuerpos sin vida de 17 migrantes en un bote de goma a la deriva cerca de las costas de la isla de Creta, donde han sido encontrados solo dos supervivientes, que han achacado el naufragio al mal tiempo reinante.

En un mundo que deja morir de hambre a millones de personas, que empuja a los pobres a arriesgar la vida en botes a la deriva, que humilla a los pobres tratándolos como si fueran mercancía, en ese mundo, Iglesia cuerpo de Cristo, estás llamada a ser evangelio para oprimidos, amonestación para epulones y distraídos, salvación para todos. Estás llamada a ser Jesús de Nazaret.

Feliz camino al encuentro de los pobres.

Quince países de la UE piden endurecer las políticas migratorias

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