Trabajó diez años como sacerdote obrero en un Consultorio de salud, sin dejar de participar en actividades contra la dictadura Roberto Bolton García, un cura obrero y desobediente

Roberto Bolton García
Roberto Bolton García

En 1974 Roberto colaboró en un Plan para dar refugio en la Nunciatura Apostólica a un grupo de perseguidos por la dictadura formado por algo más de veinte hombres y una muchacha que pedían asilo político, porque sus vidas corrían peligro.

Monseñor Piero Biggio, encargado provisional de la Nunciatura negó terminantemente el asilo e incluso hizo entrar al recinto diplomático a las fuerzas policiales de Carabineros. Para vergüenza de la Iglesia, el Papa Juan Pablo II nombró a Piero Biggio en el año 1989 Nuncio Apostólico de Chile.

Trabajó diez años como sacerdote obrero en un Consultorio de salud, sin dejar de participar en actividades contra la dictadura como la distribución de “Policarpo” y “No podemos callar”, publicaciones clandestinas en defensa de los Derechos Humanos.

Y es que el cura Bolton fue justamente eso, uno más de los obreros que mantienen las sociedades sobreviviendo, un verdadero hermano, uno más de los miles de “nadies” que sustentan los negocios del capitalismo, pero que sueña cada día con un mundo nuevo porque lo lleva ya escrito en el corazón.

Roberto Bolton García nació en una familia católica acomodada el año 1923. Estudió en el Liceo Alemán. Cursó tres años de odontología, al tiempo que colaboraba en una organización de estudiantes católicos. Conoció al padre Alberto Hurtado quien fue fundamental en su decisión de hacerse sacerdote. Se ordenó como sacerdote diocesano en 1946.

A fines de la década de 1950, Roberto ya era un sacerdote experimentado. Acusado alguna vez como “el cura más desobediente de la diócesis de Santiago”, porque no acostumbra callar sus opiniones. Fue convocado por el cardenal Silva Henríquez para integrarse al equipo que deberá llevar a cabo una experiencia revolucionaria: los “Seminarios Insertos”. Se trataba de terminar con el Seminario Mayor como había funcionado hasta entonces para organizar a los seminaristas en pequeños grupos que, a cargo de sacerdotes con experiencia y sin abandonar sus estudios, vivirán en los sectores populares.

En los años 60 se une al denominado “Grupo Calama”, surgido por influencia del sacerdote holandés, Juan Caminada, que postulaba para la Iglesia recuperar su sentido original distorsionado por siglos de connivencia con el poder, de costumbres corruptoras, de tradiciones y usos decadentes, y de pura burocracia. Era preciso repensarlo todo a través de una nueva praxis dentro del mundo popular, lo que implicaba convertirse en trabajadores manuales y vivir como ellos, con militancia en Partidos políticos y Movimientos sociales.

ALdunate y Bolton

Roberto Bolton confiesa que le daban un poco de miedo algunas de las exigencias del grupo, pero reconocía que aquella experiencia debía haberse prolongado si no hubiera sido truncada por el golpe militar.

El triunfo de Salvador Allende en las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970 provoca el pánico en la derecha. Bolton, con dos o tres sacerdotes y un puñado de seminaristas que vivían en una casa cerca de la Estación Central, son testigos de la marcha de las multitudes alegres que se dirigían al centro a escuchar a Salvador Allende: “Eran la imagen viva de un pueblo feliz”, recuerda el propio Roberto Bolton. La salida hacia el extranjero de muchos ricos terratenientes y grandes empresarios, le parecía como un cuadro bíblico. En ese momento aparecía una presencia que hacía temblar a los poderosos, a los insolidarios, a los siempre seguros de sí mismos. Por fin había en Chile una presencia política que era una Buena Noticia

Luego de tres años de gobierno, llegó el Golpe cívico-militar. La reacción de Roberto fue la de organizar clandestinamente con grupos que buscaba asilo para los perseguidos políticos y facilitaban su ingreso a las embajadas. Trabajó diez años como sacerdote obrero en un Consultorio de salud, sin dejar de participar en actividades contra la dictadura como la distribución de “Policarpo” y “No podemos callar”, publicaciones clandestinas en defensa de los Derechos Humanos. Fue también uno de los fundadores del Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, formado por religiosos, religiosas y laicos cuyas acciones públicas de denuncia y resistencia con la no-violencia activa, tuvieron mucha repercusión.

En la Comunidad “Cristo Liberador” de Villa Francia conoció y fue cercano de la familia Vergara-Toledo, a la que los agentes del Estado asesinaron a tres de sus hijos: Rafael, Eduardo y Pablo.

Celebrando

En 1974 Roberto colaboró en un Plan para dar refugio en la Nunciatura Apostólica a un grupo de perseguidos por la dictadura formado por algo más de veinte hombres y una muchacha que pedían asilo político, porque sus vidas corrían peligro. Monseñor Piero Biggio, encargado provisional de la Nunciatura negó terminantemente el asilo e incluso hizo entrar al recinto diplomático a las fuerzas policiales de Carabineros. Para vergüenza de la Iglesia, el Papa Juan Pablo II nombró a Piero Biggio en el año 1989 Nuncio Apostólico de Chile.

Con la llegada de la “democracia” Roberto Bolton sentía algo de desencanto. Luego de años donde se organizaron Comunidades de Base, con la participación de laicos, hombres y mujeres, preocupados de la acción social, del trabajo, de la situación de los Derechos Humanos y de las condiciones de vida de la gente, todo eso terminó. Se impuso la centralidad de la Iglesia y la distancia entre pastores y fieles. Muchos laicos abandonaron una Iglesia, que hoy está sacudida por tempestades que hacen indispensables cambios profundos.

José Johnson relata su encuentro con Roberto en 1998: “Yo estaba buscando arriendo y unas religiosas con las que trabajaba me hablaron de un sacerdote que arrendaba una mediagua en Estación Central. La casa no está muy buena, me dijeron, pero la arriendan barata. Fue así como llegué a la calle Yelcho 5253. Ahí conocí al padre Roberto con la cercanía de un vecino. Vivía en una casa pobre, interesado en el estudio de la Biblia, ya retirado pero aún haciendo talleres bíblicos en las poblaciones. Gustaba de la música clásica y de las noticias por radio. Con un humor irónico muy divertido y con un carácter no siempre fácil de llevar.Así era Roberto, con los defectos y las virtudes de todos y con el compromiso y la consecuencia de pocos.

cura bolton

Roberto Bolton falleció el 13 de Junio de 2013 en una residencia para adultos mayores, como cualquier hijo de vecino que merece un descanso tras largos años de trabajo. Y es que el cura Bolton fue justamente eso, uno más de los obreros que mantienen las sociedades sobreviviendo, un verdadero hermano, uno más de los miles de “nadies” que sustentan los negocios del capitalismo, pero que sueña cada día con un mundo nuevo porque lo lleva ya escrito en el corazón.

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