Sobre la Asociación Juan XXIII y otros teólogos progres

He de confesar que me gustan muchas cosas de la asociación Juan XXIII y de otras parecidas. Tienen muchísimo no solo aceptable, sino recomendable. A lo largo de mi vida he compartido experiencias con distintos teólogos de tipo progresista. Me han parecido señores cercanos, amables, comprensivos, tolerantes, sencillos, buenos. Suelen ser de trato más agradable que los jerarcas, que casi siempre aparecen muy distantes, aunque se esfuercen en lo contrario: giran por órbitas distintas.

 Pienso que hay que cambiar muchas prácticas en la Iglesia; deseo que cuanto antes el Derecho Canónico sufra una reforma radical o casi radical, porque su fin es la salvación del Pueblo, no ponerle tantas trabas. Que se acomode de una vez a la mentalidad del Concilio Vaticano II.

 Y todo esto lo comparto al cien por cien con los de la Juan XXIII y con todos los católicos y no católicos de ideología avanzada.

 Pero cuando todos ellos entran en cuestiones dogmáticas, me parece muy distinto. Defienden con frecuencia teorías que difícilmente se pueden acomodar al depósito de la revelación. Los veo a veces insumisos al magisterio de la Iglesia. Parecen ignorar que a ellos les toca, sí, proponer, pero no decidir sobre la revelación ni sobre los cánones dogmáticos de los distintos concilios. Creo que a la Teología hemos de acercarnos con humildad total. Aunque la propia inteligencia sea muy superior a la de quienes ostentan el magisterio eclesial, no hemos de pretender imponer nuestra voluntad a la de ellos. Y esto yo lo veo claro, como consecuencia a lo que hemos estudiado en la Teología Dogmática y sobre todo en el Tratado de Ecclesia.

 Sugerir, pedir, incluso exigir con mansedumbre, pero no querer imponer. Y sobre todo, no pretender crear una nueva Teología, porque nosotros no somos quién para ello. Además en lo definido, nada se puede inventar. Darnos cuenta de que, cuando llegamos al misterio, lo único que podemos hacer es explicarlo de alguna manera. Porque Dios y su intimidad trascienden a nuestra inteligencia.

A veces entra vergüenza ajena cuando algunos teólogos sientan cátedra y consiguen un grupo de seguidores y se sienten líderes de una nueva Iglesia Católica. Porque esto es lo curioso: ninguno de los que andan haciendo fintas con la herejía quieren dejar de ser católicos. Y este deseo que de suyo es muy bueno, en algunos casos aparece como una insensatez. Torean a la jerarquía, muy remisa a las excomuniones formales, auque con frecuencia demasiado facilona en lanzar la nueva fórmula de excomunión amistosa: “no estás en comunión con la Iglesia”.

Y… aunque no me gustan muchas cosas de los progres, menos mal que los progresistas existen en la Iglesia; porque  gracias a ellos avanzamos. Pero tened en cuenta un poco lo que os digo. Porque me contaba un muchacho, después de haber asistido a una Eucaristía celebrada por un cura progresista: “Allí discutíamos de todo; hasta si Dios existe o no; después terminábamos comiendo un trozo de pan y bebiendo un trago de vino”.

Apuntad esto y tened prudencia.           

José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2