BUSCAR A DIOS

Espiritualidad

BUSCAR A DIOS

buscar a d

Como te he dicho varias veces, soy muy aficionado a la lectura espiritual. Prepara de maravilla al alma para la oración. Los que "disfrutamos" de una imaginación calenturienta, no tenemos más remedio que sujetarla a base de leer pocas novelas, pocas revistas, pocas cosas distractivas, y centrar la atención en las lecturas de Dios, en el contacto directo o indirecto con almas virtuosas.

Pues bien, leía hace varios días unas ideas que me gustaron. Ni siquiera recuerdo el libro o folleto. Decía de San Ignacio que cuando estuvo enfermo y se convirtió, su entendimiento fue de tal manera iluminado que parecía otro hombre y con otro entendimiento. Esto me ha hecho reflexionar. A Ignacio de Loyola el trato íntimo con Dios durante unos días le hizo cambiar de tal manera que parecía otro hombre y con otro entendimiento.

A nosotros también nos va a hacer cambiar ese trato intimo con Dios. Vamos a intensificarlo en tiempo y en concentración. Dios no nos pide más. El resto corre de su parte.

El otro día me levanté muy triste de la cama. Era esa tristeza tonta que a veces se apodera de uno y le sume en la amargura. Una tristeza existencial. La vida es muy dura para todos. Entonces pensé: Gracias, Señor. Tú también estuviste triste en la cruz y en Getsemaní. Y continué con la tristeza. No desapareció. Era el viernes pasado. Había meditado en la pasión de Cristo. Jesús en la cruz no estuvo en un Tabor. ¿Por qué quien desea servir a Dios ha de pretender permanecer siempre en un fervor sensible?

Por eso pienso que el siervo del Señor no debe buscar en la oración nada: ni la paz de Dios; ni la alegría; ni el éxito apostólico. Buscar a Dios. Sólo a Dios. Todo lo demás llegará por añadidura. ¿Qué más da ser feliz o no? Lo único importante es servir al Señor.

Da gracias conmigo a Dios porque ha sido grande su misericordia. Yo me uno a tu oración. Tal vez también tú desees agradecerle al Señor.

Buscar a Dios. Decirle a la mañana: ¿Qué me pides hoy, Señor? Y no es mucho. Es ser fiel a los momentos de oración; ser fiel al cumplimiento del deber; "regalarle" mi voluntad total hacia El con unos cuantos sacrificios voluntarios. Y pasa el día. La vida corre. Y llega otro día. Poco a poco nos acercamos a nuestra meta definitiva. Habrá que levantarse de pequeños fracasos; de pecados. Pero El nos espera. ¿Quién como El?

José María Lorenzo Amelibia  

Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com  

Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/       

Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.                                           Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba