Cantemos al amor de los amores

    Los vecinos de la calle Chapitela solicitaron del Ayuntamiento que pasara la procesión junto a sus casas. Pero no se trataba de la vana satisfacción de amor propio de barrio; ellos daban sus razones: “Queremos poder recibir allí la bendición del Santísimo; deseamos que nuestros enfermos, asomados a la ventana o reclinados en sus lechos, sean consolados por la presencia real de Jesús que se acerca al lugar de su dolor”. Suspiraban aquellos vecinos por ofrecerle flores, las más bellas que encontraran, como símbolo de sus corazones amantes, y a la vez, entregar al Santísimo sus propias casas, y bajar a la calle sus mejores alfombras y tapices para que fueran holladas en el paso de Cristo presente entre nosotros hasta la consumación de los siglos.

¡Bendito tiempos de fe!

Querido enfermo: No estamos en aquellos años de fe íntegra, aunque sí disfrutamos de la misma Eucaristía, porque Jesús se ha quedado con nosotros hasta la consumación de los siglos. En esta fiesta del Corpus del año 2009, Jesús vendrá a tu corazón, aunque no transite con solemnidad a la puerta de tu casa. Puedes pedir en la parroquia que ese día te lleven la Comunión. Hoy existe mayor facilidad que antaño para poder recibir al Señor en casa; los mismos seglares pueden trasladar el Santísimo hasta la residencia de los enfermos. Lo importante es desearlo y pedirlo en la parroquia.

 Leemos también sobre milagros en la Edad Media, obrados por Jesús Sacramentado para reafirmar su presencia real entre nosotros. Nos admira y llena de emoción aquel de las manchas de sangre sobre los corporales, en Daroca, signos indelebles para conmover al Pueblo contra la profanación del Santísimo. Otro prodigio sublime: brotó del Cuerpo de Cristo su Sangre divina, hasta rebosar el cáliz que contiene tan divino licor.

 He espigado en varios libros eucarísticos de anteriores décadas. Es verdad, no necesito milagros que corroboren las palabras de Jesús: “Tomad y comed… haced esto en memoria mía”, pero me alegran, y creo sencillamente en estos prodigios. Él es libre para hacerlos. Nosotros creemos en la presencia de Jesús Sacramentado, porque Él lo dijo.

            En el Corpus del 2009 invito a todos, en especial a los enfermos e impedidos, a pedir al Señor aumento de fe en su presencia real; acudid, si os es posible, a la procesión de su pueblo o ciudad; imitad a nuestros antepasados que creían con firmeza y nos transmitieron su fe con total convencimiento; a aficionarse a lecturas eucarísticas; son muchas y enjundiosas. La Iglesia desea en su misión pastoral de enfermos, precisamente en este año 2009, una mayor relación de todos los pacientes e impedidos con Jesús en la Eucaristía. Vamos a hacerlo con fe, con amor, con entrega al Señor, dador de todo bien para nosotros.

José María Lorenzo Amelibia

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