Cuarenta años de la Pascua del Enfermo

 Enfermos y debilidad

Cuarenta años de la Pascua del Enfermo

Fue buena la idea de, hace cuarenta años aproximadamente, precisamente en en un domingo de pascua, de dedicar la jornada a cuantos por accidente, dolencia o vejez sufren día tras día. Hemos de colmarnos de esperanza y alegría quienes hemos llegado a esta situación, porque el Señor está con nosotros. Él ha resucitado para iluminar el ambiente del mortal con la alegría de la fe, con la gran certeza de la posesión de Dios.

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Todos los domingos me gusta asomarme a la televisión a las diez y media de la mañana. Antes de participar en el templo de la fiesta del Señor, gozo preparándome en casa con este programa eucarístico proporcionado por el “Ente Público”, verdadero pasto espiritual de varios millones de personas que no pueden acudir a la iglesia por el impedimento de su salud quebrantada.

Hoy es una fiesta especial: el obispo Rafael Palmero, ha celebrado en Cuenca las bodas de plata de esta pascua del dolor. Con voz pausada y sentida transmitía su mensaje lleno de fe y unción para todos cuantos nos toca sufrir. Somos débiles – decía – y la Virgen María nos alienta en este mes de mayo con su bondad maternal. El Cirio encendido en la vigilia pascual nos recuerda la presencia del Señor resucitado, porque nuestra fe terminará en la posesión gozosa del de Dios en el Reino. 

El templo donde se celebra esta fiesta es luminoso, bello, del siglo XVIII: las curvas, volúmenes y formas llenos de armonía envuelven a los fieles en una atmósfera de paz y bienestar. Estamos en una residencia de ancianos: los fieles eran ellos, mayores, pero con rostro lleno de paz. Se oía al predicador que llamaba con unción a esperanza a aquellas almas curtidas por muchos años de vida: Cristo ha resucitado – les decía – y nos da su paz, la más íntima de nuestro corazón, la que el mundo no pude dar.  Es necesario que viváis con esa tranquilidad llena de confianza en el Señor resucitado. Decidle como Tomás con mucha devoción: “Señor mío y Dios mío”. Vuestras vidas brillarán con fuerza. Y después de los sufrimientos vendrá la resurrección. Confiad.

Y dirigiéndose al personal sanitario les decía, a modo de consigna: “Cuida de él, guárdalo, en el nombre del Señor”. Y hemos de recordar que el lema de esta jornada es sencillo y hermoso: “Dando vida, sembrando esperanza”.

Más de un centenar de personas de la edad de oro participaban en el templo de la residencia de Santiago de Cuenca. Las Hijas de la Caridad, desde el año 1877, cuidan de ancianos y enfermos en este sagrado reciento.

¡Bendito sea del dolor bien llevado que nos purifica, nos lleva hacia Jesús resucitado y es útil para el Reino de Dios! Nos sentimos felices en esta pascua del enfermo, porque el Señor es bueno con nosotros, porque nos da su paz y gozo en el alma, porque además nos espera en la vida feliz que nunca tendrá fin. Esa es nuestra fe dichosa.

  • José María Lorenzo Amelibia
  • Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com      Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari  Lorenzo Amelibia                                                                                   Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2
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