16 AGOSTO 2020
1.- Este Evangelio nos resulta un poco extraño: Una mujer cananea se acerca a Jesús y le pide que cure a una hija suya que sufre a causa de un demonio muy malo que le ataca. Cristo se hace el sordo. Median los discípulos para que la atienda, pero entonces les responde con una negativa. Por fin de nuevo la mujer se arrodilla delante del Señor para que la atienda, pero recibe por respuesta una humillación: "No está bien echar el pan de los hijos a los perros". La mujer el dice que también los perros comen las migajas. Entonces Jesús alaba su fe y la atiende y la hija queda curada.

La cananea
2.- No podemos sacar como consecuencia de este Evangelio humillar al prójimo. Cristo claramente obra aquí como Dios. Quiere darnos una lección para la oración. A veces nos envía o permite humillaciones para probar nuestra fe. Si persistimos como la cananea, atiende nuestras peticiones. Cuando oramos hemos de ir a Jesús con la actitud de la cananea: perseverancia, confianza, humildad, dispuestos a "aguantar" la demora de nuestra petición e incluso la humillación. Estar seguros de que al fin, Jesús nos atenderá. (Nota: los comentaristas añaden que la palabra perro en la mentalidad oriental no es tan dura como para nosotros; que incluso la traducción literal sería "perrito", lo cual implica un matiz cariñoso).

José María Lorenzo Amelibia
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