1.- Es muy famosa la parábola del sembrador. Parte de la semilla cayó junto al camino; fue pisada y no brotó. Otra, en un pedregal; se secó pronto. Otra, entre abrojos; crece, pero luego se agosta. Otra por fin, en buena tierra; y produce el ciento por uno.


2.- La explicación del mismo Jesús: La semilla es su palabra. El camino donde cae la semilla, el demonio cuando arrebata todo. El pedregal, aquellos que oyen, pero son inconstantes. Los cardos, cuando crece, sí, y comienza a echar raíces la Palabra de Dios, pero luego se olvida todo a causa de las pasiones y riquezas, y se seca todo. La tierra buena, aquellos que atienden, comprenden y se esfuerzan por cumplir la Palabra de Dios.

2.- Hoy existen otras posibilidades:
a) Quienes no quieren saber nada; todo son tonterías para ellos. Lo importante, ganar dinero y divertirse. Se alejan éstos de la salvación.

b) Otros escuchan la Palabra de Dios, pero como quien oye llover. No se esfuerzan en retenerla y meditarla; apenas atienden. Y hemos de tener en cuenta que es preciso formarnos religiosamente y meditar en nuestras grandes verdades. Y si te aburres en las homilías porque el celebrante no cala en tu alma, elige buenos libros de espiritualidad y asimílalos. Algo hay que hacer.

c) Estar siempre con ganas de oír lo bueno y de practicarlo. Escuchar la voz de Dios que nos llama al corazón con buenos deseos y ocurrencias.

José María Lorenzo Amelibia
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