EL DON DE CIENCIA

He leído recientemente algo sobre los dones del Espíritu Santo. Te confieso: lo tenía bastante olvidado este tema desde mis años de formación, e incluso en aquellos años tampoco, creo, se le daba demasiada importancia. Aprender a juzgar rectamente sobre todo cuanto nos acontece, es un verdadero don del Espíritu; es la ciencia de los santos. De qué manera tan distinta ve una flor un poeta o un santo. De qué forma tan distinta piensa de una "faena" una persona normal o un hombre embebido de Dios, bajo el impulso del don de ciencia. Merece la pena dejarse guiar del Espíritu Santo.

Me impresiona el instinto divino de los santos por ejemplo cuando contemplan la Eucaristía. En sus visitas al Sagrario no piensan, no discurren, se limitan a contemplar y a amar. Juzgan los santos todo como auténtica basura con tal de ganar a Cristo. Muchos sin haber estudiado teología intuyen, adoran, contemplan el misterio de la Trinidad mejor que los maestros de las ciencias sagradas. Y saben transmitir el mensaje sin subirse a las tribunas.

Todo esto viene de los dones del Espíritu Santo sobre ellos porque están abiertos a Dios. Merece la pena seguir sus pasos.

José María Lorenzo Amelibia  

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