El Adviento nos da hambre de Dios
1. Hay una introversión con íntimo deseo y hambre de gustar a Dios.
Hambre de Dios
2. La vida contemplativa se abre en nosotros con un divino modo de luz divina.
3. Empieza aquí en gracia y en adelante durará en gloria por toda la eternidad.
4. El Señor interiormente nos enciende, instruye y mueve en su venida.
5. Salgamos al encuentro de Cristo nuestro esposo y nos unamos:
6. Él es nuestro eterno descanso.
7. Venimos de lo profundo y bajo y necesitamos de todas las cosas.
8. Cristo viene a nosotros desde lo interior a lo exterior;
9. Y nosotros venimos a Él desde lo exterior a lo interior.
10. La vida y esencia que somos en Dios es vida sin medio ni diferencia.
11. Nuestro espíritu recibe la claridad divina en la propia naturaleza y es morada de Dios.
José María Lorenzo Amelibia
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