MI FE

MI FE

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                 Jamás me separaría de mi fe. Cada vez estoy más convencido de la verdad católica que profesé, estudié y he intentado propagar.

                 Pero no todo ha sido tan fácil. Aquella fe recibida de mi madre y las catequistas en mi infancia fue el comienzo. Con el correr de los años han venido dudas, dificultades afortunadamente solucionadas.

                 Durante una larga temporada me venía el pensamiento: Y si todo esto de la vida eterna fuese mentira... Y si la muerte fuese el final de todo... Reducidos a la nada... Veía personas honradas, buenas y serviciales y no creían en la otra vida. Otros pasaban del tema y se limitaban a vivir. Todo esto me afectaba. Yo seguía con mi fe. Y me preguntaba: Si de verdad no hubiese vida eterna ¿cambiaría mi comportamiento?    Mi respuesta fue: seguiría amando a Dios, creyendo en Dios y llevando una vida honrada de amor a mis semejantes. Me di cuenta entonces de que había aprendido a amar a Dios algo.  Porque en mi oración le decía: Señor, aunque no hubiese cielo te seguiría queriendo, igual que ahora. Y aunque no hubiera infierno, tu ser divino me daría el mismo respeto y temor que ahora.  Pero lo más atrayente es el amor.

                 Un día con estos pensamientos subí a un monte alto. El paisaje era impresionante. Cualquier persona normal al contemplar aquello hubiese quedado sobrecogida: belleza, inmensidad, derroche de color, vegetación, sol y serenidad. Si no hubiese conocido al Dios creador, aquello me hubiera dado el primer rayo de fe. Yo creía en Dios, pero el problema de la vida eterna seguía en mi subconsciente.  Y comencé a pensar: Dios existe. Tiene que ser bueno. Un ser poderoso y sin rivales ha de ser bueno. El es creador y dueño de la creación. El nos ha infundido un instinto total a la vida feliz y que no tenga fin. Sería cruel si nos hubiese dado estas tendencias y nos redujera después de la muerte al polvo. Imposible. Tiene que existir otra vida sin dolor, sin fin, sin angustias, sin antipatías.

                 Entonces me vino a la mente todo lo de la teología: Jesucristo dijo: "Yo soy la resurrección y la vida.  Quien cree en mí, aunque hubiese muerto vivirá...no morirá para siempre".  Una gran paz inundó mi alma. Mi fe quedó robustecida. Creí con más fuerza que antes.  

José María Lorenzo Amelibia  

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