¿Fe o ganas de dominar?
Para los Obispos.
| José María Lorenzo Amelibia
¿Fe o ganas de dominar?
El pan de los pobres
Me llama mucho la atención el afán de muchos dirigentes eclesiales por agobiar las conciencias. Y no digamos nada en tiempos pasados, cuando los papas lanzaban excomuniones por cuestiones políticas. El ansia de dominio no para con someter a esclavitud, con disponer de la vida de otros, llega incluso a intentar dominar las conciencias. Y con frecuencia lo consiguen.
¿Pero qué es la conciencia? Es una palabra polisémica: En el aspecto psicológico consiste acto por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo. Se dice de una persona que tiene conciencia cuando es muy ajustada al rigor de la ley o la moral. Pero en realidad la conciencia ética es el juicio práctico que una persona hace sobre un acto concreto y dictamina, según su formación buena, si es lícito aquel acto o no. Esa es la conciencia que nos ocupa. Y esa conciencia ha de ser respetada en las personas como un verdadero derecho humano. Garantía de toda civilización, religión y poder político.
De esta conciencia solamente Dios es quien puede ser juez; y según los principios de moral más elementales, Dios mismo la respeta, porque, aunque esté equivocada – si se ha formado según los principios de una persona formada rectamente – será honesta a los ojos de Dios. Esto lo vemos evidente.
Ahora bien: un obispo, un dirigente eclesial, podrá “exigir” a un cura que haga una cosa u otra en el fuero externo, pero si le replica el sujeto que su conciencia no se lo permite, podrá removerlo de su puesto, pero nunca obligarle a obrar contra su conciencia. Y el fuero interno, nunca podrá obligar a nadie en contra de su conciencia. Esto parece que muchos dirigentes han olvidado e incluso continúan olvidando. Por lo visto dominar las conciencias es “el no va más” para ciertos gobernantes. Ya que no pueden amarrar de pies a manos a sus “súbditos”, quieren amarrarles la conciencia. ¡Cosa odiosa y vil!
La fe no hemos de confundirla con la sumisión irracional; la autoridad religiosa no ha de involucrarse en el dominio interior. Ser líder en la fe es marchar adelante, dar ejemplo de vida, vivir a tope el Evangelio, amar, esperar, entregarse. Con la palabra “gobierno” se han cometido muchos disparates en comunidades religiosas.
José María Lorenzo Amelibia
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