Hacer dulce lo amargo. Puntos de meditación. 18-10-21
Dulce lo amargo
La caridad tiene ese don: hacer dulce lo amargo, suave lo áspero, glorioso lo humillante.
La caridad para nosotros es fuente de paz y de gozo.
La fe es una llamada que hace pasar del alejamiento a la proximidad, de la fijeza al movimiento.
Todo cristiano está marcado por estos dos polos: la gratuidad y la trascendencia del Reino.
Nuestra vieja condición humana ha sido crucificada con Él para que se anule la condición pecadora.
Una intimidad contemplativa, pues Jesús no les dijo: “Venid y hablemos”, sino “venid y veréis. Le escucharon, pero sobre todo le vieron.
Toda vocación empieza por un encuentro personal fuerte.
José María Lorenzo Amelibia
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