El pasado domingo, 10-10-10, presencié la misa retransmitida por TVE, presidida por el cardenal Rouco. Lo hacían desde una iglesia bellísima recién restaurada, conocida con el nombre de “la Capilla del Obispo”.
Atienden este templo las “Hemanitas del Cordero”; una congregación fundada en 1987.
Me llamó la atención la extremada delgadez de las monjitas.
Este detalle me ha hecho hurgar en el Google para saber algo de ellas, pues ha sido primera vez que ha llegado a mi conocimiento esta congregación.
Copio el siguiente texto que he seleccionado entre otros:
“El instituto tiene, como misión en la Iglesia, ser testigo del Evangelio y de la Resurrección de Cristo, preferentemente entre los pobres, a los que les transmite el Amor de Dios. Su misión es orante y mendicante-itinerante, siguiendo el modelo franciscano y dominico. En el seguimiento de Jesús Pobre y Crucificado, tras los pasos de los Santos Padres Domingo de Guzmán y Francisco de Asís, las Hermanitas marchan a la búsqueda de la oveja perdida. Orando sin cesar en el Nombre de Jesús, van de puerta en puerta, pidiendo la limosna del pan de cada día. Saliendo de dos en dos, van a pedir el pan por las casas.
Antes han rogado al Señor que les guíe para que les haga encontrar a quienes Él quiera. A menudo acuden a los comedores sociales. No aceptan dinero cuando van a mendigar y normalmente viajan haciendo autostop. Son hijas de la Providencia en su sentido auténtico. Imitan así a Cristo, mendicante e itinerante por Galilea.
Actualmente, las Hermanitas del Cordero son unas 150, repartidas por Francia, España (Barcelona, Valencia, Granada), Italia, Polonia, Austria, Argentina y Chile. Su Casa General está en una zona rural, entre Carcassone y Toulouse, en la región donde Santo Domingo de Guzmán vivió diez años".
Mi comentario:No llego a entender eso de ir pidiendo el pan por las casas, caminar haciendo autostop, mendigar… Hoy que luchamos contra la mendicidad como una lacra social. Hay sacerdotes que despachan de la puerta de las iglesias a los mendigos, por el espectáculo desagradable que producen. Incluso he oído que piden a sus feligreses, desde el altar, que no den nada a los que se encuentran mendigando; que sean generosos con cáritas y otras instituciones.
No es normal que en este siglo una comunidad ferviente y orante organice como forma de vida la mendicidad. No es normal. Y aún mi extrañeza es mucho mayor cuando cuentan con la aprobación de la jerarquía. ¿Qué está ocurriendo?
Puedo equivocarme. Pero no me parece bien este manera de organizar una comunidad religiosa. Es más, ni siquiera sé si he llegado a entender el texto que he copiado; es que no me cabe en la cabeza y quisiera pensar que hablan de forma metafórica, con eso de que van pidiendo por las casas el pan de cada día. De verdad, si es así, ¡no me gusta! No me parece bien; quisiera que cambiaran cuanto antes y que cada una trabaje para ganarse el pan de cada día! Y todavía me gusta menos que vayan mendigando en nombre de Jesús, porque Jesús nunca vivió como un mendigo.
Que recapaciten los jerarcas implicados y hagan cambiar los estatutos. Para más INRI, contemplamos este espectáculo en tiempos de crisis económica, cuando si fueran a echarse a la calle a mendigar serían tal vez más de un millón de personas quienes lo hicieran.
El tiempo de las órdenes mendicantes, ya pasó. Eran siglos pretéritos en que la sociedad estaba constituida de otra manera. Hoy creo que no se puede tolerar esa forma de vida.
Y si me equivoco, pido que me corrijan.
Me parece extraordinario que haya personas que vivan con esta fe y amor a Dios y al prójimo en esta época de increencia en gran parte del pueblo. Es un testimonio el hecho. Pero no podemos aprobar que vayan mendigando. Eso no. Desvirtúan el testimonio que por otra parte pueden ir dando. Y lo de viajar en autostop, además de ser ya casi inusual, resulta muy peligroso.
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