Para obispos y todos los demás. LXXV ÚLTI MOS MESES de cura EN NAVARRA

La vida de un cristiano, sacerdote, padre y abuelo

 Testimonio humano - espiritual de un sacerdote casado.

Autobiografía.

LXXV ÚLTI MOS MESES de cura EN NAVARRA

LEJOS quedaban ya los tiempos de Galbarra en que las chichas de la zona me apodaba "El Niño Jesús". Mi cara de angelote mofletudo había tomado ya rasgos claramente viriles. He dado a la Iglesia toda mi juventud. La etapa de la madurez ha comenzado.

eg

Parroquia de Eguiarte

El último curso, a nivel de arciprestazgo, se organizaron cursillos prematrimoniales. Realizamos la campaña conveniente en todos los pueblos. Las parejas se reunían en la ciudad y recibían la formación elemental para contraer matrimonio. Como de costumbre (no me chocó el olvido) tampoco en esta ocasión se acordó nadie de que yo podía colaborar con mi experiencia que no era pequeña. Procuré mantener el contacto con todos los sacerdotes de las parroquias próximas. Unicamente Jesús Azanza, el de Villatuerta, correspondió. La última tanda de ejercicios que dirigí fue a unas monjas de su feligresía durante las navidades del sesenta y nueve.

La rogativa de la ermita de Monte Esquinza se suprimió. En ningún momento me mostré partidario de esta anulación, aunque me molestaran mucho esas romerías, porque no veía en ellas fervor religioso, sino mera rutina. Pero no quise romper con la tradición secular. Por su cuenta los hombres, reunidos en concejo, decidieron eliminar de su programa las tradicionales rogativas. ¿Tal vez pensaron que los insecticidas eran más efectivos que las oraciones por intercesión de los santos?

Se celebró una encuesta con más de cien preguntas para el clero. Por grupos arciprestales se nos llamaba para ir respondiendo. Los ítems se referían a todos los aspectos de la vida sacerdotal. A medida que entrábamos en profundidad, se percibía mayor silencio. Cuando llegamos a las preguntas más íntimas, el vuelo de una mosca se hubiera oído. Eran de este tenor: - ¿Te cuesta guardar el celibato? ¿Has tenido problemas de castidad? ¿Te sientes con el corazón adherido a alguna mujer? ¿Lo sabe ella? ¿Piensas secularizarte? Apoyados en la encuesta dedujeron que en España el 1,6% de sacerdotes pediría la secularización. Se frotarían las manos nuestros jerarcas. Diez años más tarde se comprueba que quedaron desfasados aquellos pronósticos. Hoy supera el 20% el número de clérigos que han contraído matrimonio; y tiende a subir.

Dos años antes de terminar el ministerio, tuve en la parroquia problemas: los mozos subían al coro durante la Misa. Allí charlaban y no participaban en la Eucaristía. Muchas veces les rogué que considerasen su actitud. Se me ocurrió consultar a Javier Osés, el actual obispo de Huesca, y me responde: - Yo en esas circunstancias no celebraría. - ¿Les dejarías sin Misa? - Por supuesto. En una ocasión me retiré cuando salía al altar. No sentó bien a la gente, y nada se solucionó. Hoy me arrepiento de haber seguido el consejo extremista de quien no tiene puesta la carne en el asador. Lo único que se consigue es disgustarse. A veces uno siente no disponer de dos vidas, ¡de qué manera tan distinta obraría en la segunda! Coloqué una cerraja en el coro y lo clausuré. Los mozos por repuesta se situaron en la parte trasera de la Iglesia, y continuaron molestando.

Por aquel entonces don Miguel Sola era Vicario General. Le comuniqué lo que sucedía y me dice: - Ya sabes que confío en ti. Te firmo y sello un folio en blanco, y lo colocas en el fondo de la iglesia con el texto que juzgues más oportuno. Así decía el escrito: "Informados de las faltas de respeto que ocurren en la iglesia de Loroño durante la celebración eucarística, rogamos al señor cura ecónomo de la misma que, si en lo sucesivo continúan, deje de celebrar la Misa en los días festivos hasta que se solucione." El alcalde llamó entonces a los perturbadores del orden. Ya no volvieron a molestar. Tampoco acudieron a la iglesia. Meses antes de estos incidentes, hablé con los gamberros en particular. Parecían mansos corderos uno por uno. Juntos...

Nunca se habían acordado de mí en el colegio del Puy, a pesar de que su director, Ignacio Martinena, era condiscípulo mío. Todos los años se impartían tandas de ejercicios espirituales; ni a una sola me llamaron. Me extrañó que en los últimos días de mi permanencia en Loroño me ofrecieran una plaza de profesor; ya tenía adjudicada la de Vitoria.

El 12 de setiembre volvía desde Estella al pueblo. Junto a la curva de entrada, una larga fila de coches : un accidente. Bajo. ¡Qué sorpresa! José Cruz San Juan yacía inconsciente, aunque latía su corazón. Lo colocamos en un turismo y marchamos hacia Pamplona. Creo que me reconoció cuando le exhorté al arrepentimiento. Abrió los ojos. Le ungí con el óleo de los enfermos, y absolví. ¡Ultima vez que he atendido a un moribundo! Quince kilómetros después, era cadáver. No pude dormir en toda la noche. ¿Quién iba a decir que aquel cura que me exigió tratarle de usted con malos modales, iba a morir humildemente en mis brazos?

Me sentía tan sacerdote o más que cuando me ordené. Desde el año 66 se observaba una revolución en ideas teológicas. No me cabía en la cabeza lo que me contó un muchacho de diecisiete años: - Nos reunimos con los curas. Nos ponemos alrededor de una mesa. Sacan pan y vino, y todos comemos. Allí se discute hasta si hay Dios o no. - ¿O sea que celebran misa allí? - Algo así. Estamos aprendiendo cosas muy curiosas. La vida eterna no existe. El cielo y el infierno están aquí. Probablemente los sacerdotes no les enseñarían doctrinas tan absurdas, pero ellos sacaban las consecuencias de las charlas que escuchaban. Esto es ya muy grave. Informé por escrito al señor cardenal de lo que ocurría. No me contestó; y no vi que pusiera remedio. Le bastaba con admitir el pluralismo. Luego llegó a prefecto de la Congregación de Sacramentos.

Estoy convencido de que hay que convivir con personas de otros credos, pero la jerarquía debe hablar claro y decir: el católico no puede admitir estas ideas como doctrina evangélica. Me preocupaban de tal manera los rumbos nuevos que a veces hasta perdía el sueño. En mi predicación hablaba claramente a los fieles sobre el peligro de algunas doctrinas que circulaban como católicas. Durante los últimos años he estudiado las tendencias teológicas y no he visto en ellas error dogmático. En alguno de los expositores, sí. Al explicar ciertas teorías a gente no preparada, con facilidad pueden sacar consecuencias como el joven de Estella.

El Opus que me acechaba, se esfumó, cuando necesité de ellos ayuda en mi colocación. Se habrían olido el asunto. Llamé y no me contestaron. ¡Oh! ¡Oh...! ¡Opus!

Publico en pequeñas entregas la verdadera historia de mi vida de cristiano, sacerdote, padre y abuelo. Por razones obvias son supuestos los nombres geográficos de mis lugares de adulto. A muchos puede interesar.

José María Lorenzo Amelibia 

Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com

             Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba