Más de cincuenta años sin readmitir a los sacerdotes secularizados... y somos sacerdotes LXXXI  Todo era difícil y complicado; también los preparativos de la boda.

 La vida de un cristiano, sacerdote, padre y abuelo

 Testimonio humano - espiritual de un sacerdote casado.

Autobiografía.

LXXXI  Todo era difícil y complicado; también los preparativos de la boda.

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 Preparativos del piso

A PRIMEROS de julio recibo a Angelines que viene de Madrid con su carrera acabada. Tenemos mucho que hablar: ultimar detalles. La boda que habíamos fijado para el mes en curso, la retrasamos, en gran parte debido a que Eguíluz no quería admitir bajo ningún concepto que faltara un maestro a las clases programadas para el verano.

Francisco Morentin me visitó más de una vez en toda la temporada de cambio. ¡Cuánto lo agradecí! El sería el sacerdote que presidiría nuestro matrimonio. Unos días antes de la boda llega desde América Epifanio Echeverría. Charlamos largo y tendido. El alababa mi postura de fe. Había presenciado la secularización de compañeros de una forma muy distinta. Angelines y yo nos confesamos con él antes de la boda.

Invité a la ceremonia solamente a mi madre, hermanos y sobrinos por parte familiar; y a los amigos íntimos sacerdotes. Epi concelebraría. Respecto a los otros lo dejaba a su discreción. Concha no podría asistir; Paco Cruz y esposa, sí. Paquito, a pesar de haberlo prometido, no apareció por allí.

Habíamos decidido el lugar: la Iglesia de Sorauren. El 14 de agosto, a las cinco de la tarde, sería la ceremonia, en estricta intimidad. En un hostal próximo a la iglesia, nos reuniríamos para fraternizar, en una sencilla merienda.

Me encontraba tranquilo. Confiaba en Dios: el nuevo estado de vida me resultaría bien. A pesar de mis miserias humanas, sentía que nunca me había apartado del sendero que me había propuesto seguir el año de mi entrega al Señor. Muy distinta para la mí esta solemnidad que la de mi ordenación sacerdotal; mas para Angelines era la única ceremonia de su vida. En este sentido sufría al no poder colocarla al nivel de la boda de Emilio, que participó del todo en la solemnidad de mi primera Misa.

Por otra parte, Angelines no era amiga de lo solemne. Creo que a ella le agradaba un acto sencillo y entrañable. Aunque en principio pensaba usar vestido talar azul, decidió aderezarse con el traje blanco de novia, recuerdo familiar. Lo importante era preparar las almas; darse cuenta del significado del matrimonio cristiano: unión de Cristo con la Iglesia; signo vivo del amor que Dios tiene a la humanidad. Pretendíamos sacar fuerza de nuestro amor para querer más a todos. De ninguna manera cerrarnos en nosotros mismos. Nunca una familia en que el amor se trocara en egoísmo en colaboración.

Espero hallar en Angelines una esposa que comprenda mi afán sacerdotal. He observado en ella un espíritu cristiano fuera de lo común. Me interesa mucho la cultura, pero mucho más aprecio poder caminar juntos hacia Dios con el ideal de vida interior que me había forjado. Entonces seremos dos en una sola carne, en un solo espíritu.

Y yo ¿qué cosa mejor le puedo dar a ella que compartir esta ilusión? Todo esto comentaba con mi amigo Epi la víspera de nuestra boda. El me decía: - Sí. Extraordinario. Ese ideal has de ir lográndolo poco a poco. Pero no fuerces. Yo no la conozco a ella. Ten en cuenta que por mucha formación y cultivo espiritual que haya tenido, difícilmente, casi imposible, ha podido vivir las vivencias tuyas. Fíjate lo que suponen doce años en el seminario... Las horas de sagrario en el sacerdocio... las misas celebradas con fervor... la dirección espiritual... el confesonario... - Es verdad. - Cabe el peligro de pretender exigirle que camine por tu sendero espiritual con las mismas prácticas que tú. Que ella vea tu testimonio en cuestión de prácticas de piedad.

Mi madre me regaló una medalla de oro precisamente el día de mi santo de aquel año. Agradecí este detalle. Hacía años que deseaba llevarla. Juntos fuimos Angelines y yo a encargar las alianzas. De todos los preparativos, para mí resultó el más emocionante.

Publico en pequeñas entregas la verdadera historia de mi vida de cristiano, sacerdote, padre y abuelo. Por razones obvias son supuestos los nombres geográficos de mis lugares de adulto. A muchos puede interesar.

José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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