"¿Por qué el obispo no se atrevió a decirlo todo con total transparencia?" Un hombre con dos hijas y nietos, Luis Miguel Pérez Paredes, nuevo sacerdote.

Luis Miguel Pérez Paredes
Luis Miguel Pérez Paredes

Junto al nuevo sacerdote estaba su madre y hermanos, a quienes mencionó el obispo: “tu madre, hermanos y familia”. Nada dijo de sus hijas y nietos

"Al parecer el matrimonio no le fue bien y por las razones que fueren, obtuvo la declaración de nulidad. Su esposa ha seguido haciendo su vida, también libre del vínculo, que nunca existió"

"Todavía embarga el entorno eclesial el secretismo. El papa Francisco va siendo pionero en nitidez. Él es primero en denunciar abusos de ámbito eclesial. Por favor, que llegue pronto a las Congregaciones el sentido común, humano y de transparencia"

El domingo del Buen Pastor, en Plasencia,  recibió el sacramento del Orden sacerdotal  Luismi, un hombre maduro que era padre y abuelo. La gente no llegaba a calibrar el evento. Muchos pensaban que sería un viudo,  caso que, aunque raro, se suele de tiempo en tiempo repetir. Había comentarios en la ciudad, junto con la extrañeza. Pero no era viudo: era soltero. El obispo en su homilía no desveló el misterio. Junto al nuevo sacerdote estaba su madre y hermanos, a quienes mencionó el obispo: “tu madre, hermanos y familia”. Nada dijo de sus hijas y nietos. Poco a poco nos fuimos dando cuenta de todo.  Y al final de la ordenación comenzó a ser mayor la intriga.

Las dos hijas fueron entrevistadas por un periodista y empezó a desvelarse un poco el misterio: se las veía contentas porque su padre había conseguido el sueño de su vida. Y habló el nuevo sacerdote con la ilusión del carisma sacramental que había recibido. El rito siempre cala a cuantos acuden, y más cuando el obispo ordenante aparece lleno de fe y envuelto en el misterio divino.

orden

¿Pero, cómo nació esta vocación tardía? Luismi desde pequeño fue piadoso y... a los catorce años entró en el colegio apostólico de los hermanos  de San Juan de  Dios. Y estuvo allí muchos años. Ignoro si llegó a profesar, pero pienso que sí; porque ya era un mozo cuando salió. Después se casó;  supo qué era la vocación del matrimonio y el amor a unas hijas. Tiene esa experiencia de amor y gozo. Al parecer el matrimonio no le fue bien y por las razones que fueren, obtuvo la declaración de nulidad; su esposa ha seguido haciendo su vida, también libre del vínculo, que nunca existió. La Iglesia no rompe vínculos matrimoniales, declara nulidades. En este caso no hubo sacramento.

Luismi siempre ha educado y atendido a sus hijas como buen padre. Hemos podido escuchar la entrevista que le han hecho – mientras tomaban café – en la plaza de Trujillo. La emoción ha ido creciendo por momentos,  y ha llegado al cénit cuando por vía telemática le han felicitado sus hijas y nietos. Hemos visto a Luismi lleno de emoción a punto de  ser ordenado sacerdote. Y hemos empatizado con él. Son grandes los caminos de Dios, pero a veces recónditos.

 Y ahora se me ocurren una serie de consideraciones sobre este evento divino. ¿Por qué no se atreven a decir todo con total transparencia?  El obispo don José Luis Retana me gusta; es joven, pero maduro: recibió la consagración episcopal a los sesenta y cuatro años. Los curas lo quieren porque se hace querer; muy humano y con mucho sentido común. Sin hacer alharacas, con suma discreción ha celebrado su primera ordenación sacerdotal en una persona buena, llena de amor a Dios y al sacerdocio y en plenitud de fuerza.

Luis Miguel

            El acontecimiento es normal pero extraño. No lo presenciamos todos los días. Lo más extraño es envolverlo en el misterio; que el obispo en su homilía bien estudiada no se haya decidido a dirigirse ex profeso también a las hijas y nietos; sí a la madre y hermanos. Demasiada discreción.  ¿Impuesta por los que están jerárquicamente por encima de él?

            Y ocurren cosas extrañas dentro de la normativa canónica. Hace poco  tiempo leí unas disposiciones de la Congregación del Clero con esta idea que me hacía temblar: si un sacerdote en ejercicio tiene un hijo, se le dará la opción de poder seguir siendo sacerdote con tal de que encuentre para su hijo un padre adoptivo. De lo contrario debiera dejar el ministerio. Cuando recuerdo esto pienso que leí mal. Y es que no me cabe en la cabeza que una relación padre – hijo no pueda tener un sacerdote; algo  que está en el derecho natural, en la misma ley de Dios. Al menos podemos gloriarnos de que Don Luis Miguel, ejerza su vocación de ministro del Señor junto a la de padre y abuelo.

            Nos alegramos de que estuvieran sus hijas en la ordenación; de que  respondieran en el templo al entrevistador, de que mostraran su amor,  respeto y veneración a su padre. Quisiera que este evento no se calle ni se quiera ocultar por parte de la jerarquía, tal y como aquí lo exponemos.

Luis Miguel

            Poco a poco nos vamos enterando la gente. Hemos de huir de tabúes, máxime en estos tiempos en que la transparencia prima. Todavía embarga el entorno eclesial el secretismo. El papa Francisco va siendo pionero en nitidez. Él es primero en denunciar abusos de ámbito eclesial. Por favor, que llegue pronto a las Congregaciones el sentido común, humano y de transparencia.

         Felicitamos a Don Luis Miguel, a sus hijas y nietos y que siga siendo buen sacerdote, padre y abuelo. Celebrará mañana, 1 de mayo, su primera Misa en Trujillo. Y felicitamos al señor Obispo por su buen obrar pastoral. Gracias. 

José  María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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