Necesitamos fortaleza con nuestros hijos
Enfermos y Debilidad
| José María Lorenzo Amelibia
Necesitamos fortaleza con nuestros hijos
(Criar con sentido común)
Parece extraño el título, pero reflexionando un poco, lo veremos razonable. ¿Qué harías si un hijo tuyo, próximo a la adolescencia, después de darte muchos disgustos se encerrara en casa y no te dejara entrar? Esto le ocurrió a Paula. Regresaba a su domicilio después de una jornada laboral dura, y encontró la puerta atrancada. Por más que golpeaba nadie respondía. Así durante dos horas. Llamó como último recurso al móvil de su hijo; lo mismo. Al final se puso en contacto con a la policía. Se presentaron varios agentes y lograron descerrajar y entrar. El niño en cuestión estaba tumbado en el sofá y su único comentario fue: “¿Y vosotros qué hacéis aquí?” Cuando se marcharon los guardias dijeron a Paula: “No podemos hacer más; aquí se queda con el chaval, pero a usted le espera una buena”.
El problema de maltrato de hijos a sus padres se agudiza de año en año. Casi cien mil menores se vieron las caras con un juez el curso pasado; y casi la mitad de ellos tenia catorce o quince años. Más de cinco mil habían sido denunciados por sus progenitores porque no podían aguantar más vejaciones y malos tratos y necesitaban ayuda. Habían consumido todas las posibilidades: premios, castigos, diálogo, psicólogos, pedagogos… Ningún fruto.
¿Se trata de una enfermedad nueva o de malicia redomada? Comentábamos varios amigos este tema. Yo me inclinaba por la primera solución. Pero muy acertadamente un compañero me replica: “¿Y por qué se ha llegado a esta situación? Algo ha fallado en la educación: fortaleza, poca exigencia en cuestión de renuncia, concesiones excesivas…” - ¿Y cómo vamos a decirle esto a los padres precisamente cuando están sufriendo en su propia carne el tormento de unos hijos díscolos, impertinentes, crueles? - añadió un tercero.”
Los psicólogos constatan que el problema de hijos maltratadores crece de día en día. Es verdad: se necesitan centros de reeducación para estos niños débiles o llenos de maldad. Pero lo cierto es que una educación sin valores religiosos es imposible. Y asimismo conseguir reformar a un chico o a una chica sin exigirle nada, sin valorar la renuncia, sin fijarnos en potenciar su fuerza de voluntad sería una utopía.
Siento no poder ofrecer una receta para solucionar este gravísimo problema. Pero al menos merece la pena que tomemos conciencia de él tanto padres como educadores y nos afiancemos en los valores que a nosotros nos han servido. Cuando se ha llegado a situaciones como la del hijo de Paula, es difícil hallar un remedio. Por eso tiene aquí aplicación lo del refrán aprendido en nuestra niñez: “Atajar al principio el mal procura, si llega a echar raíz, tarde se cura”.
José María Lorenzo Amelibia
Estos son mis referentes
Mi correo es
josemarilorenzo092@gmail.com
Mis libros https://www.amazon.es/s?k=jose+maria+lorenzo+amelibia&crid=3PD8ND9URFL8D&sprefix=%2Caps%2C88&ref=nb_sb_ss_recent_1_0_recent
Mi blog:
https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/
Mi cuenta en Twitter: https://twitter.com/JosemariLorenz2
Josemari Lorenzo Amelibia
En Facebook:
https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3