SEÑOR OBISPO, FERVOR, MUCHO FERVOR, RECUERDE SUS MEJORES TIEMPOS

Para los Obispos.

SEÑOR OBISPO, FERVOR, MUCHO FERVOR, RECUERDE SUS MEJORES TIEMPOS

fervor 1

Querido señor obispo de habla hispana: Van pasando los años y poco a poco se va haciendo obispo veterano. Que al ritmo del tiempo su alma se llene más de Dios. Todos los días lo pido para usted. Pido al Señor para usted aquello que leemos en el Evangelio de San Juan: "Por ellos me santifico para que también ellos sean santificados en la verdad." O como recomienda el Concilio a todos los constituidos en autoridad, que "no sofoquen el Espíritu."

Quiero que tenga el fervor de su diaconado, de los primeros meses de sacerdote, de las primeras semanas de obispo. Cuesta mucho mantenerlo, y es necesario descender a Betania. Ojalá llegue al alma de todos, sobre todo de sus curas. No está en nuestras manos permanecer siempre en aquel estado de ánimo, pero poniéndonos en oración junto al Señor, intentando aquella fe e intensidad de entonces, me parece que Dios nos ayudará a deshacer esos respetos humanos absurdos y, junto a nuestra madurez de personas adultas, vibrará el Espíritu con más fuerza aún que entonces.

Recuerdo con gran emoción a aquellos curas de los años cincuenta y sesenta, cuando venían al Seminario con la fuerza de un huracán; yo era entonces filósofo. Nos hacían vibrar con ansia de santidad y de apostolado. Ojalá Dios mantenga en usted el fervor de aquellos curas. Muy a menudo, con el paso de los años, nos volvemos más críticos. Sabemos demasiado. Nos parece como algo extraño nuestras antiguas experiencia. A pesar de todo, estoy convencido de que aquello es más auténtico, lleno de fe y de REALIDAD TOTAL, que lo que ahora podemos vivir, si no ponemos el acento pleno en el amor a Dios. A no ser que seamos de ese uno por ciento que ha seguido avanzando en las vías místicas. Yo muchas veces le digo al Señor, con lágrimas en el corazón: "deduc me in via antiqua".

Es bueno desahogar el alma con un sacerdote compañero, amigo mayor, hágalo usted también, que los obispos se encuentran casi siempre muy solos, aunque estén rodeados por muchos. En este sentido le diré que, según va pasando mi vida (cumplí ya los sesenta y cinco) la oración a Dios más lógica es la de compunción y a la vez confianza en su misericordia. ¡Tantas gracias y tan continuas de Dios derramadas sobre mí, y yo sin saber aprovecharlas... Muchos a mi edad ya eran santos de talla; ya habían pasado a la otra vida cargados de buenas obras. Javier, S. Juan de la Cruz, D. Manuel González, San Francisco de Sales y otros muchos no llegaron a los sesenta.

Que Dios le bendiga por todo, y no se vea su mérito disminuido por la vana gloria absurda. Fomente la compunción de corazón; verá qué paz tendrá en el alma y cómo le vendrá bien para amar a sus sacerdotes que son débiles como usted y como yo.

Que Dios nos dé fuerza para "vivir no para nosotros mismos, sino para Aquél que murió y resucitó por nosotros": Cristo nos eligió para que demos fruto. Si el sacerdote no está poseído de un ardiente deseo de conquistar almas, y solamente se preocupa de sus negocios personales, anda muy equivocado. La única razón de nuestra existencia es elevar a los hombres para darles a Jesucristo

Que en la Pascua le colme el Señor de tu bendición para que siga influyendo en sus diocesanos y en cuantos de usted han recibido tanto bien. Señor obispo, si desea escribirme, hágalo a:

 José María Lorenzo Amelibia

 Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com          

Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/      

 Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba