* Villasexmir (Valladolid) 1877 + Barbastro 9 agosto 1936

Estudió para sacerdote en el seminario de Valladolid. Fue párroco de Dueñas y más tarde capellán de las Hermanitas y de las Siervas de Jesús. En 1905, capellán del Arzobispo; después catedrático de metafísica de la Universidad Pontificia. Siendo consiliario del Sindicato de Obreras se le consideraba ya como verdadero santo y de gran corazón.

En 1935 le nombraron administrador apostólico de Barbastro. Él rehusaba, pero el Nuncio le dijo: "Yo no busco excusas, sólo le comunico la voluntad del Papa. Lo demás, cuénteselo al Señor en la oración". En marzo del 36 tenía que tomar posesión, cuando era tan grande la persecución contra el clero". A alguien que le mostraba terror por la situación le dijo: "Todo se reduce a que me maten y así ir antes al Cielo". Pocos días después recibió del ayuntamiento la prohibición de que tocasen las campanas.

Durante los cuatro meses que rigió la diócesis dio pruebas de talento y moderación. Consiguió que los seminaristas pudieran terminar el curso. Ayudó a los obreros en paro. Los domingos predicaba en la Misa de 12 y los feligreses acudían en masa a escucharle. En julio recibió la oferta de retirarse de Barbastro por su seguridad personal, pero la rehusó: "Yo no abandono la viña que el Señor me ha confiado".

En la noche del 8 de agosto recibió la orden de ir a declarar ante el comité. Antes de acudir pidió confesión a un sacerdote.
La ejecución fue un martirio lleno de burlas, insultos, blasfemias y torturas que me resisto a transcribir. Ahogaba los gritos de dolor. Le obligaron ir por su propio pie al lugar de la ejecución. Él decía: "Me lleváis a la gloria. Yo os perdono. En el Cielo rogaré por vosotros". No murió en el acto al ser fusilado. Su agonía duró una hora. Decía: "Dios mío, ábreme pronto las puertas del Cielo". Unos escopeteros lo remataron. Mons. Asensio llevó hasta las últimas consecuencias aquello de "morir por la fe que vivía y predicaba". "Voy al Paraíso" - dijo a uno de sus verdugos que le preguntaba a ver si sabía su destino.