Que penséis también en la muerte, obispos Obispos. Los obispos también se mueren

Para los Obispos

Obispos. Los obispos también se mueren

Yo con frecuencia pienso en la muerte. Ahora más que antes. Sobre todo desde que mi madre murió, desde mis cincuenta años. Y me ayuda mucho leer en vidas de personas santas cómo ellas han afrontado el problema. No hace mucho leía en la vida del padre Nieto, (te la recomiendo) estas ideas:

Obispo de cuerpo presente


El padre Nieto entregó su alma al Señor la noche del viernes al sábado Santo de 1974. El jueves pudo celebrar privadamente la misa de la Cena del Señor. El mismo viernes Santo no salió apenas de la capilla en todo el día. A las cinco y media recibió la comunión. Cenó normal. Cuando se fue a acostar, tocando la puertecilla del sagrario, se despidió de Jesús como todas las noches: "Si quieres, puedes llamarme esta noche". Besó la imagen de la Virgen y dio tres besos al crucifijo. El hermano notó que el Padre Nieto comenzaba a tiritar como si tuviera frío. Le arropó, pero seguía temblando. Comenzó el dolor y la gran dificultad para respirar. Cayó en cuenta de la gravedad e inició el coloquio con el Señor, uniéndose a su pasión:
"Padre, si es posible, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Lo que tú quieras, Señor, si quieres hoy,
si quieres, mañana... cuando Tú quieras, Señor... Perdona mis pecados... Tomad Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad...Os ofrezco mi vida, os ofrezco mi muerte, os ofrezco mi eternidad...Os lo ofrezco por la Iglesia, por los sacerdotes, por todo el mundo..."

Quería que se le incorporase, para encontrar algún alivio y poder respirar mejor. " Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía." Seguía sintiendo frío.
Cuando le indicaba el hermano que no se fatigase, contestaba: "Si eso no me fatiga, eso lo único que me alivia: decirle a Jesús que le quiero, que sufro por El; que le ofrezco mi vida y que estoy a su disposición."
Sufría con entereza el intenso dolor que le producía la embolia pulmonar. Con ritmo más lento dijo al fin: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." Poco después quedó su rostro tenso e inclinó la cabeza.
Eran las dos de la madrugada. Murió como Jesús.
Pero también los obispos se mueren. ¿Ya piensan a sus sesenta, sesenta y cinco años en morir? ¿O piensan que todavía pueden llegar a arzobispo o cardenal? Porque los tiempos en los obispos son muy distintos que en el resto de los trabajadores. Un trabajador normal a los 63 años, ya piensa en su jubilación. A un obispo le falta mucho. Todavía puede subir.

Le pido a Dios, por ti y por mi, que nos ayude ahora, que poco a poco vayamos aprendiendo a entregar la vida a El. Como los hombres santos. La realidad es cierta para todos. Para mí y para ti también. Vamos a prepararnos viviendo siempre unidos al Señor y ayudando a otros con nuestro ejemplo, trabajo, ilusión y palabra.
Ha salido larga mi carta. No importa, amigo obispo. Si al menos sirviera para animarnos de verdad a ser del todo de Dios... Tú hablarás mucho de Dios. También has tenido paciencia para leerme.
Un abrazo. Besa tu anillo pastoral...¿Recuerdas la coletilla que poníamos a los obispos? Ahora te la pondrán algunos a ti.
¡Por muchos años!  Pero el Señor está cerca.

José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba