¿Los obispos se disfrazan? Ornamentos de obispos ¿Son signo de inmadurez o necesarios?

Crítica Constructiva

 

Ornamentos de obispos ¿Son signo de inmadurez o necesarios?

Desde los tiempos más primitivos ha gustado el hombre de cubrirse con variedad de vestidos - ornamentos para distinguirse de sus semejantes, para aparecer situado en niveles superiores. Así muchos con su manera de vestir, con el número de personas que le acompañan en sus desplazamientos, aparentan ser más que los otros; los dominan de alguna manera. El hechicero, el rey, el lama, el papa, el gobernador, el presidente, el magistrado, el sacerdote…

Con frecuencia, dentro de los distintos jerarcas, existe una gran variedad de vestidos u ornamentos. Recuerdo que en mis años de seminario me tocaba ver el acto de revestirse el arzobispo para una misa de pontifical. Entonces no lo hacían en la sacristía, sino en el mismo trono.

Vestido de cardenal.


Se le veían los zapatos y calcetines rojos, guantes, y encima de la sotana, le iban colocando el amito, la sobrepelliz, una tunicela, el alba, otra especie de camisola, cuyo nombre ignoro, el cíngulo, el manípulo, la estola, la casulla, el solideo, la mitra, el báculo, el anillo. Yo no sé cómo se podía mover el pobre hombre con tal cantidad de ropa. Menos mal que sería de tela muy liviana.

En el mundo civil, poco a poco, se van desprendiendo de tanta albarda. Los papas últimos han quitado la cauda magna de cardenales y obispos, tiara, la silla gestatoria y alguna otra cosa. Pero todavía quedan ropas y ropillas por todas las partes y estamentos clericales.

A mí me parece que el agarrarse a todas estos signos externos supone inmadurez, deseo de distinguirse. Me resulta poco evangélico. Comprendo que, por ejemplo, respecto a la mitra y el báculo se podía mantener su significado colocándolos en un lugar mientras la consagración episcopal. Y después, igual que el cetro y la corona en los reyes, un mero símbolo o recuerdo. Han pasado lo tiempos de gente sencilla en que veían necesarios los ornamentos coloridos de prelados y cardenales; los miraban como semi dioses. Hoy la gente es culta y los rechaza fuera de en algunas ocasiones como símbolo. 

La Misa y sacramentos pueden y deben llevar consigo algún ornamento para hacernos ver la trascendencia del acto. Las ceremonias litúrgicas, también nos dirigen hacia ese mismo fin, pero siempre con sencillez, nunca con boato.

Que corremos el peligro en nuestra vida, de marchar como enmascarados. Yo veo nuestra fe de una manera más sencilla.

José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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