SAN PEDRO DAMIANI, OBISPO, DOCTOR Y EREMITA

* Rávena (Italia) 1007                                                                   Memoria, 21 febrero

                        Es hijo de una familia pobre. Presionada la madre quiso dejarle morir. Eran tantos los hermanos que no había lugar para más. Pero una mujer que conocía a la familia se ofreció para cuidarlo. Hubo de ser pastorcillo de una piara de cerdos. Al fin fue a parar a casa de un hermano mayor que era arcediano, llamado Damián. Él le enseñó a leer. Siempre le guardó gratitud y quiso apellidarse Damiani, en honor a aquel su hermano.

             Colabora con el Papa y con los obispos y trabaja por la reforma de los sacerdotes. Se convierte en heraldo de la libertad de la Iglesia frente a los poderes públicos. Incluso señala debilidades de papas, obispos y clérigos; simonía y cismas. Pero su voz siempre es consoladora para los seguidores del Evangelio. Con espíritu de compunción exclamaba: “¿Qué me importan a mí los reyes y los concilios? Me basta con llorar mi pecado”.

Fueunteólogoprofundoybrillante,escritor,de carácterascético,templedeacero, amantedelasoledad.Y a la vez de rostro risueño e incapaz de traicionar a nadie. Con el futuro Papa, GregorioVII, impulsa la reforma gregoriana y cluniacense. Murió en la noche del 22al23 de febrero.

 José María Lorenzo Amelibia

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