Parálisis cerebral, distrofia muscular, dos famosas

Las dos son famosas: una periodista, la otra modelo. La primera tiene un niño con distrofia muscular grave. La segunda otro, con parálisis cerebral. No son las únicas mamás con estos dramas; por eso se ofrecieron en una entrevista a hablar desde el fondo de su alma, con el fin de que muchas familias tomen ánimo cuando se encuentran en parecidas circunstancias.

Enfermo

“La verdad que las dos salimos del hospital con un diagnóstico muy malo, y hemos superado etapas que parecían perdidas”, afirma la modelo. A medida que pasaban los días, coincidían las dos amigas, en que había momentos muy duros; todo parecía venirse abajo; y se preguntaban por qué habría sucedido todo aquello. Pero supieron reaccionar.

En lugar de lamentarse, dedicar horas y horas cada semana para hacer ejercicios de estimulación y que consigan aquellas pequeñas criaturas ir superando sus limitaciones. El desaliento no cundió en ninguna de ellas. Planes continuos: fisioterapia, natación, lo que se pueda con tal de conseguir que lleguen a valerse algún día por sí mismos. Un tanto por ciento muy importante del avance de estos niños es dedicarse a ellos, trabajar con ellos sin desaliento, sin nervios, sin prisas, con paz.

“Es muy consolador encontrarse con gente solidaria con nuestro problema. Una amiga se echó a llorar. Sentía lo mío como algo propio de ella. Esto me animó. Me di cuenta de que tiene importancia comunicarse, contar lo propio. Incluso gente desconocida tomará ánimo si vive circunstancias parecidas” – decía la periodista.

El espíritu, la fe les está ayudando mucho a superarse. “Yo era creyente, pero con todo lo que ha pasado tengo ahora más fe. Mucha gente me dice que reza por mi hijo, y estoy segura de que algo ha influido, porque sigue mejorando cada día”. La otra mamá afirmaba: “Yo no tengo el consuelo de la fe. Me gustaría creer. Cuando me siento desasistida, impotente, quiero tener respuestas. Soy muy espiritual y algo me ayudan las filosofías orientales, pero no contestan todas mis preguntas; además no creo ni me interesa eso de la reencarnación que proponen”.

Cuánto ayuda la fe en todos los problemas relacionados con el dolor, con el infortunio. Y no precisamente para “conformarse”, sobre todo para seguir luchando con esperanza. No es de desear ningún mal para nadie, pero todo sufrimiento nos ayuda a madurar, a ser más sensibles a los infortunios de los demás. “” Cuando veo ahora un mendigo por la calle, no me quedo indiferente; pero no porque me haya hecho mejor persona, sino porque soy más sensible al sufrimiento de los demás” – declaraba la periodista. Saber reaccionar ante los problemas hemos de hacer todos, siempre con la mirada puesta en Dios.

José María Lorenzo Amelibia                                        

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