Paz o alegría serena

Enfermos y debilidad

Paz o alegría serena

 Podemos renunciar a casi todo, pero jamás a ser felices. La sabiduría de cada uno decide cómo superar momentos duros, crisis, pérdidas de seres queridos. Un amigo mío, soltero él, perdió a su madre. Le veía sereno en aquella prueba y solía visitarle con frecuencia, pero siempre lo encontraba cantando por lo bajo. Me sorprendió. Esa actitud tan positiva le salvó de una depresión. En las adversidades es preciso encontrar una visión optimista; ejercitarse en ella, aunque no la sintamos. Es un truco fácil para no dejarse dominar por las circunstancias.

enf

Ilusión del niño enfermo

Muchos se quejan de soledad. Hubo quien me dijo que se le iba a olvidar hablar, porque no tenía con quién hacerlo. También existen alternativas para esto: el teléfono. Hoy disponemos en el mercado de tarifas planas; y las personas solitarias pueden acogerse a esto y disfrutar de la conversación con amistades tal vez también solitarias.

 Comunicarse con otros es una forma de compartir; un medio para ser feliz, siempre y cuando nos dirijamos en son de paz y con un sano optimismo. Hablar puede considerarse como una necesidad terapéutica; una ayuda en el camino del bienestar. Luis Rojas Marcos decía: “Está demostrado que las personas que forman parte de un grupo social, familiar, religioso o afectivo, superan mejor las adversidades”. Y si en ocasiones necesitamos hablar y no tenemos con quién pronunciar una conversación con nosotros mismos y mejor con Dios. Es una manera de hacer oración.

 El deporte es otra terapia recomendable. Mejor diría, el ejercicio; sin necesidad de competir. No es necesario que sea violento ni fatigoso; ni siquiera que dure varias horas. Me conformaba con practicar tres o cuatro paseos de veinte o treinta minutos cada día. Para muchos, de profesión sedentaria, sería suficiente con ir y volver al trabajo a pie. Estos paseos moderados conservan además del optimismo, la salud corporal. No es necesario ni siquiera jugar al golf o acudir a un gimnasio.

 Salir del mundo de sí mismo. Entregarse a la familia, ante todo. Y también repartir los focos de atención en algún grupo benéfico, ONG, cultural, religioso, político. Al menos una hora por semana podemos dedicar a este cometido. Es cuestión de mentalizarnos cuanto antes. Algo que no nos proporcione dinero, sino la única satisfacción de hacer algo por otros.

 Incluso el pensamiento de la muerte debiera llenarnos de paz. Sabemos que esta vida es de paso; que al final el Señor nos espera; Él nos ama. “Aunque camine por valles de tinieblas, ningún mal temeré. Junto a mí su vara y su cayado, ellos me confortan”. Cuando hablo con amigos del modo de ser felices y conservar una sana alegría, barajamos todos estos principios que nos ayudan a conseguir esa felicidad relativa a la que aspiramos en este mundo.

José María Lorenzo Amelibia                                        

Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com

 Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

  Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari  Lorenzo Amelibia  Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba