Recuerdos en el día del Bautismo
| José María Lorenzo Amelibia
Recuerdos en el día del Bautismo .
Momento del bautizo
Muchos días grandes ha habido en nuestras vidas, pero como éste del bautismo, ninguno. Hoy el Señor, en este domingo después de Epifanía se ha derramado en nuestros corazones con el recuerdo de su bautismo. Somos muy débiles, incluso la enfermedad ha hecho nido en nuestra naturaleza y en la de otros muchos. Pero gracias al bautismo somos hijos de Dios, somos miembros vivos del Cuerpo Místico de Cristo. Esto es muy grande; y la esperanza que brota en nosotros, inmensa. ¿Qué más da unos meses o unos años de sufrimientos, si después nos aguarda la bienaventuranza en el Cielo?
Alégrate, sí. Y que este gozo inmenso que hoy inunda tu alma, te acompañe todos los días. Y eso que te deseo, para mí también lo quiero. La gran mayoría de nosotros recibimos este sacramento a los pocos días de nacer. Viene bien a todos, este ejemplo de Jesús de la liturgia de este día: Él también quiso bautizarse, a pesar de no sufrir el pecado original.
Nosotros los enfermos debemos hacer ahora un firme propósito de vivir cada día más según nuestra fe. Vivir en la esperanza del más allá: seguros de que Dios nos aguarda en la otra orilla de la vida. Y vivir con los pies en la tierra, procurando hacer cada día un mundo mejor con el amor a nuestros semejantes y el cumplimiento del deber. Me gusta celebrar todos los años el aniversario de mi bautismo. Y me gusta también recordarlo en esta fecha del Bautismo de Jesús. Agradezco hoy el don tan grande que me ha dado la hacerme templo vivo de la Santísima Trinidad, y siento dolor, compunción del corazón, por no haber sido durante tanto tiempo consciente de esta maravilla.
El germen de toda la vida interior lo tenemos desde entonces. Ahora vamos a desarrollarlo día a día. Dios quiere que nos abracemos a la ternura de su amor, que desarrollemos ese fuego que inició en nuestro bautismo; que no nos angustiemos pensando en la enfermedad como en una desgracia; Él nos ha de librar del dolor, del pecado y de la muerte, porque creemos y esperamos en Él.
Tener siempre hambre y sed de este Dios que nos está transformando. Dios cada día me llama y me pide que le abra la puerta de mi alma. Y hoy me doy cuenta de que muchas veces me olvido de Él. “Sí, me levantaré; volveré hacia mi padre”, le digo ahora en el mejor deseo de servirle y seguirle. ¡Bendito día aniversario de mi bautismo, y del de Jesús! Amigo enfermo, te ofrezco estas consideraciones que a mí mismo me hecho en la fecha del Bautismo de Jesús. Sabemos bien de quién nos hemos fiado.
José María Lorenzo Amelibia
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