Es bueno dedicar una mañana o una tarde cada mes al retiro espiritual. Retiro de este mes es: Encuentros con Cristo, esposo del alma

Retiro  del mes de julio  2023

El tema del retiro de este mes es: Encuentros con Cristo, esposo del alma

 Claustro de un monasterio cisterciense (Turismo de observación)

 Advertencia para todos los meses:

Retiro: Es bueno todos los meses practicar una mañana o una tarde de retiro. Ofrezco este retiro del mes de xxx, con el tema “xxx”.  Se puede realizar en particular durante una mañana o una tarde. También puede servir a sacerdotes para ofrecerlo a algún grupo de personas. Puede ser muy fructuoso para el alma. --- Íntegro debajo de este anuncio:

Preámbulo. Ante todo hemos de ponernos en la presencia de Dios de una manera consciente y detenida; esta puede ser una manera eficaz:

 1.- Con calma decir: Señor, Tú estás aquí. Yo lo creo. Tú me ves... Me contemplas... Penetras mi alma hasta el fondo... Me escuchas... Me amas... Yo soy alguien para Ti. Importo ante tus ojos. 2.- Lo creo, Señor, porque Tú lo dijiste; y ni quieres, ni puedes engañarnos. 3.- Si Tú estás aquí, y lo creo, debo comportarme como lo hago delante de alguien que es muy importante para mí.4.- Voy a practicar un acto de oración, de búsqueda de Ti, de tu voluntad. Sea para tu mayor gloria.

Encuentros con Cristo, esposo del alma

Fundamentado en Ruysbroeck

Advertencia: El estilo de Ruysbroeck es un tanto estudiado; con divisiones muy artificiosas, demasiado reiterativo, lenguaje en ocasiones críptico. En estos retiros el pensamiento del gran místico lo hemos intentado adaptar al lenguaje de nuestro tiempo   El Beato Juan Ruysbroeck solía pasar horas enteras en el bosque que circundaba su monasterio para escuchar la voz de Dios. En alguna ocasión quedaba arrebatado en éxtasis. Vamos a intentar en este retiro adentrarnos en nuestro espíritu como él lo hacía. Nos ponemos muy conscientes en la presencia de Dios. Nota: La numeración de cada párrafo de la izquierda indica el número del capítulo de los respectivos libros. 

Exposición

25.- Los encuentros espirituales del alma.- Quien desee salir al encuentro de Cristo, ante todo, ha de aspirar a Dios, con deseo de la vida eterna, fija la mirada en Él, descanse sólo en Dios, sea nuestro Señor el blanco de todas las cosas. Que sea en su pensamiento Dios su Creador, su Salvador, su Redentor: el Dios de Clemencia y Bondad, de Sabiduría y Potencia. Debemos, pues, en todas nuestras acciones, caminar y dirigirnos con amor a Dios. Es necesario que vuelva a salir al encuentro de Cristo y que le tenga presente para darle alabanza, gracias y reverencia. Debemos salir al encuentro de Cristo con recta intención durante toda la vida.

26.- Deseo de conocer a Dios.- Zaqueo deseaba con gran diligencia ver y conocer bien a Cristo. (Lc.19). Contemplarlo cómo llegó hasta a subir a un árbol. Dios nos ayudará también a elevarnos a lo más alto del árbol para contemplarlo y conocerlo, hasta llegar al conocimiento más perfecto. Y Jesús dijo a Zaqueo: “Baja a toda prisa, porque me importa hospedarme en tu casa”. Este deseo de conocer a Dios siempre es acogido por el Señor. Si  con fe y amor salimos al encuentro de Cristo, habitaremos en Él. Y nos dirá: “Mirad que el esposo  viene, salidle al encuentro”. (Mat. 25).

Libro segundo.

1.- “Mirad que el esposo  viene, salidle al encuentro”.- Hemos de salir con solicitud a esperarle, como las vírgenes prudentes del Evangelio que llevaban aceite en sus alcuzas, cuando llegó a media noche salieron a su espera con gozo. Hemos de acomodar nuestra vida interior elevada o afectiva; no llegan todos, sino quienes practican las virtudes y con solicitud escuchan la llamada de Dios y la acogen. “Salidle al encuentro” a gozar de la unidad de su divinidad.

2.- Por el ejercicio interior conseguir la vista sobrenatural.- Apetece ver sobrenaturalmente. Para ello necesitamos la lumbre de la gracia; estar desnudos y libres de imaginaciones, afectos  y ocupaciones dañosas e inútiles y nuestra voluntad ha de convertirse al Señor. ¡Correr así a la unidad de la divinidad! Hemos de caminar con amor ardiente y seguir a Cristo. A este Jesús que murió por nosotros, resucitó y subió a los Cielos.

3.- Existe la unidad natural en el hombre.- La unidad del hombre radica en el mismo Dios, puesto que no solo los hombres, sino todas las criaturas dependen de Dios, porque es Creador y Conservador. También la unidad del hombre brota de su propia mente y espíritu que le la fuerza; y se nuestra en su memoria, entendimiento y voluntad. Y por fin existe en nosotros la unidad de nuestras fuerzas naturales o sensitivas. Todo converge en la unidad plena  del ser humano, como un reino y habitación de las virtudes morales: bien orientado todo nos lleva a la contemplación sobrenatural de Dios. Dentro de esta unidad florecen las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad; que nos llevan a imitar los ejemplos de Cristo y de los santos de la Iglesia. Todo para alabanza y gloria de Dios. Cuide cada uno en dirigir a Dios todas sus obras y permanecer unido a su Señor.

4.- La gracia de Dios influye en nuestro espíritu.- Cuando el espíritu está unido a Dios y descansa en Dios, se oye la voz de Cristo: “Mirad que viene el esposo, salid a su encuentro”. (Mat. 25). Empezamos a ver la interior locución de Cristo, su luz. Se da a Sí mismo sobre  toda gracia y moramos en la unidad de nuestro espíritu en una paz divina, en la caridad. La divina gracia es un interior impulso que impele y mueve nuestro espíritu para todas las virtudes.

5.- Funda  nuestra vida en la libertad interior vacía de formas e imágenes.- La gracia de Dios en el alma es semejante a una luz encendida: echa rayos, enfervoriza y se manifiesta de verdad al hombre, a los buenos hombres. Mueve arrebatadamente y aúna todas las fuerzas, tanto internas como externas cuando no hay impedimento alguno. Por eso hemos de estar libres y expeditos de cuidados y solicitudes.

6.- Dios viene al humilde.- “El esposo viene”. Y viene en los ejercicios interiores, y le lleva arriba, al Cielo, y le pide se haga una cosa con Él. Este impulso interior de Dios da y quita. Hace pobres y ricos; vuelve gustoso y triste, trae frío y calor, esperanza y desesperación. Ninguna lengua puede explicar estos dones tan contrarios. Y  se distingue esta venida de distintas maneras que adornan la vida interior del hombre e iremos viendo más adelante.

7- Viene el Señor a nuestro espíritu. Viene Cristo con grandes dones, con gran claridad, dando corriente a las fuerzas supremas del alma. Y nos pide un flujo y reflujo de correspondencia. Y  Dios nos concede entonces cosas grandes. Y vuelve a pedir al alma sus dones muy aumentados, incluso con más amplitud de lo que puede la criatura.

8.- Explicando la venida interior de Cristo. Es un interior contacto de Dios en la unidad del espíritu; y ahí están las fuerzas supremas del alma. Y nos pide Cristo que hagamos una vida correspondiente a su venida. Y hemos de salir al encuentro del Señor, conforme a la gracia y los dones recibidos. Pero si resistimos al Espíritu Santo seremos destituidos de ese impulso interior.

9.- Más sobre la venida interior de Cristo.- Esta venida es como el sol que derrama sus rayos e ilumina al espíritu;penetra y enciende con su resplandor. Hemos de tener bien abiertos los ojos del entendimiento para ver bien los lugares más montuosos; siempre atentos, porque los que moran fuera de sí mismos tendrán tal vez frutos humanos, pero será muy escaso el consuelo y fruto espiritual. Así pues, quien desee recibir a Jesucristo ha de vivir con las fuerzas bien unidas, con su corazón elevado a Dios. Allí Cristo envía el resplandor de su luz.

10.- La unidad de corazón.- Nos llega esta unidad por medio del espíritu de Jesucristo que enciende el fuego en nuestros corazones para unir a Sí todo lo necesario para nuestra fuerza interior. Nos da paz y ánimo sobrenatural; unidad en la caridad.

Examen práctico

Para aspirar a Dios, ¿me dirijo a él con verdadero amor? ¿Practico el deseo de aspirar a Dios al estilo de Zaqueo? Pensarlo. Pensar en las mujeres prudentes de la parábola, cómo salían al encuentro con las lámparas encendidas. ¿Pido la lumbre de la gracia; estar desnudo y libre de imaginaciones, afectos y ocupaciones dañosas? ¿Cómo procuro mi unidad interior para mi vida contemplativa? ¿Suplico la gracia de Dios para corresponder a su amor y entrega? Suplicar al Señor su venida con su luz, con su paz, con el fuego que encienda nuestro corazón.

José  María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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