Practicar el retiro mensual Retiro marzo 2020 CUARESMA, CONVERSIÓN, EUCARISTÍA

RETIRO MENSUAL

Retiro marzo 2020 CUARESMA, CONVERSIÓN, EUCARISTÍA

 1.- Ante todo, me pongo junto a Jesús Eucaristía, el amor de los amores, el que me robó el corazón desde mi juventud. Y me siento junto a Él a gusto, del todo centrado, como aislado del mundo. Estoy en soledad junto a Él. No oigo la puerta; no hay nadie más que Jesús y yo en esta Iglesia. Por eso unos ratos me levanto y rezo algo paseando por el templo. Otros, me acerco más al Sagrario. Si entra alguien mientras ando por la iglesia, me acerco a un banco próximo al Tabernáculo y allí me quedo sin llamar la atención. Con Jesús, estoy aún más a gusto si alguien comparte conmigo la presencia amorosa de Él. Deseo, Jesús, estar con fervor aquí y ahora, muy consciente. Vamos a comenzar la cuaresma dentro de pocos días. Ven en mi ayuda, Virgen María, para que la empiece con mayor fe, amor, deseo de conversión que otros años. Mi conversión a Jesús ha de ser progresiva y sin interrupción, pero más "fuerte", si cabe, en estos tiempos de Cuaresma, Pascua, Adviento, Navidad. Convertirme más y más a Ti, Señor, en todo momento.

cuaresma

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2.- A lo largo de mi vida me voy centrando más y más en la Eucaristía. Me he centrado ya mucho, por don puro de Dios, en la presencia real y en la Comunión. He de hacerlo más y más en la Misa. Activar mi fe mucho más. Preparar mejor la Misa dominical. Redoblar el fervor si no lo veo en el sacerdote que preside. Ser más consciente en la Misa, más atento, con una fe total en cada uno de los ritos. Es lo más importante de la semana. Dame, Señor, una vivencia gozosa de la Misa, vigorosa, y que de ahí se derive a la Comunión y al Sagrario. Todo es una misma Eucaristía considerada en sus tres aspectos: sacrificio - banquete - presencia real permanente.

3.- Jesús está del todo entre nosotros. Lo mismo que cuando vivió en Nazaret. Lo mismo que en el Cielo. La conversión mía junto a Jesús ha de ser poco a poco. Día a día. Semana tras semana. A partir de la vivencia cada vez más consciente de la Misa. ¡Misterio de fe y de amor! Fusión con Jesús en la Comunión: ¡mañana volveré a recibirte! Intimidad prolongada en el Sagrario. Ahora estoy contigo, Jesús.

4.- Se ilumina mi inteligencia por la presencia del Señor. Es real. Comienza en la Misa. ¡Cómo he de prepararme a ella! Y más si cabe a la del Domingo, centro de toda la semana. - Aquel amigo que me decía: "Oh si calibráramos la importancia y trascendencia de la Misa! - Consumo la presencia del Señor en la Comunión, me fundo con Él. ¿Cómo marcharme nada más terminar la Misa? No puede ser. He de aguardar el tiempo prudencial y generoso de la real presencia de Jesús dentro de mí. Después queda la presencia permanente de Cristo en el Sagrario. "Por nosotros los hombres por nuestra salvación bajó del Cielo". Y después de la Comunión, todo el tiempo en que no podemos estar junto al Sagrario, está la Santísima Trinidad en nuestros corazones. ¡Con qué gusto moran en nosotros Padre, ¡Hijo, ¡Espíritu Santo después de la Comunión, porque amamos a Dios y queremos cumplir sus mandatos! "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y vendremos a Él, y haremos morada en Él". (Jn. 14, 23-24)

5.- No olvido. Jesús en la Misa se ofrece como víctima, sí, incruenta, pascual, pero víctima por nuestros pecados. Sacrificio incruento de Jesús resucitado, pero fue cruento en la cruz. Y es víctima. No olvidarme de esto. Ofrecerme a Jesús como víctima. Esto no quiere decir con una mentalidad victimista, sino de Cristo resucitado. De cumplir su voluntad. Aceptar todo cuanto disponga para mí en su voluntad de beneplácito. ¡Lo acepto desde ahora, Señor! Supedito todos mis deseos a tu voluntad santa sobre mí. "Haz que siempre me adhiera a tus mandatos y no permitas que jamás me aparte de Ti".

6.- Ejercito desde la Misa mi elección sobrenatural de conversión continua., de víctima pascual a la voluntad de Dios. Observo que los santos no iban eligiendo muchas cosas. Se dejaban más bien guiar por la voluntad de beneplácito, lo que el Señor iba disponiendo por las circunstancias para ellos mismos; pero tampoco estaban del todo pasivos. Y cuando elegían lo hacían movidos no por su capricho ni por el instinto del placer, sino por lo que apreciaban más perfecto o más de acuerdo con la voluntad de Dios. No eran cazadores de gustos, sino buscadores de Dios y de los hijos de Dios, para ayudarle en su avance hacia el Señor. Pido al Señor que mi conversión a Él vaya por estos derroteros. Observo que, en mis elecciones concretas, aunque vayan, sí, buscando en teoría la voluntad de Dios, en la práctica enseguida se inclinan hacia mis gustos propios. Y bullen mis complacencias, cuando lo que he de resaltar es la voluntad de Dios. Ayúdame, Señor, en esta cuaresma a convertirme más y mejor.

7.- Profundizar más en la comunicación que la Eucaristía me proporciona con las personas divinas. Al reposar Jesús en mí en la Comunión, lo hace - en Teología se llama circuminsesión - lo hace junto al Padre y al Espíritu Santo. Al desaparecer las especial consagradas de mi cuerpo, me da la impresión de que se afianza durante del día esta presencia de la Santísima Trinidad, soy templo vivo. Observo en mí que mientras estoy en casa en mis trabajos, con gran recogimiento interior, me resulta más fácil vivir en esta presencia divina esta intimidad con Dios. Pero es más difícil cuando salgo a otras actividades. Por eso me sirvo de canciones que en años pasados me han dado mayor fervor, de frases de la Sagrada Escritura o de libros de espiritualidad. "Adónde te escondiste, amado y me dejaste con gemido" "Enciende tu lámpara, Señor, Tú, Señor, iluminas mis tinieblas". "Es mi vida y mi alimento el Santísimo Sacramento", "Venid, adoradores, adoremos a Cristo Redentor", "Jesús, hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz". Cuántas frases, cuántas canciones bellísimas, cómo me pueden ayudar a mantenerme en contacto del Señor durante el día. A veces las anoto en un papelito y lo saco del bolsillo cuando salgo para acordarme.

8.- Veo la debilidad de mi visión. La estrechez de mi realización. Mis malos sentimientos y tendencia a mis gustos son enormes. Purifícame, Señor, Tú que habitas en mí. Ayúdame en la conversión, que para mí es imposible. Pero "todo lo puedo en Aquél que me conforta". Ayúdame desde el Sagrario, desde el fondo de mi alma donde habitas todos los días con presencia real, desde la Misa bien vivida. Conviérteme a Ti.

9.- Ahora renuevo mis propósitos de comienzo de año. Purificar más mi corazón: caridad, amor al prójimo, a todos en honor a Jesús Eucaristía que me ama. Amor a la Misa. Vivirla más a tope, sobre todo la del Domingo. Seguir bien la liturgia, la Misa es oración, es conversión, adoración, acción de gracias, petición, centro de mi vida. Insistir durante la semana en la Eucaristía.

10.- Te pido, Jesús, de una manera especial en este retiro de cuaresma saber esperar, estar atento a las mociones de tu gracia; ser fiel a corresponder a ella; saber cumplir tu voluntad en todo, y de una manera especial aprender a aceptar el sacrificio de cada día unido al de Cristo. Sacrificio verdadero, pero pascual; en la certeza de que terminará en la gloria con Jesús resucitado. Por eso pido a Ti, Señor, fuerza para aceptar el sacrificio con un talante alegre y lleno de esperanza. Me cuesta. Estoy contento por la fuerza que me das, Señor, para dominar la gula. Ayúdame más, porque tus santos lo han llevado mucho mejor. Gracias. Dame el don de la conversión constante. Señor, dadme el don de oración, el don de abnegación, la perseverancia final, celo por la salvación de las almas.

11.- Deseo ahondar con tu gracia más y más en el misterio eucarístico. En este don tan grande que me has dado de amor a la Eucaristía. Ser más del estilo de tus santos eucarísticos: Eymard, Manuel González, Micaela del Santísimo Sacramento, Padre Nieto... Ser providencialista y recibir con alegría tanto lo agradable como lo desagradable; todo viene de tu mano bondadosa. Hasta que llegue la visión cara a cara en la eternidad. Pie Jesu, miserere.

12.- Jesús, te acojo; renuevo mi opción por Ti. Veo la opción de la fe total salvadora. Mi fe eucarística. En la fe y amor eucarísticos veo me salvación eterna. Alejo mi alma de la opción por la increencia; mira, Señor, que, sin tu ayuda, me perdería. Virgen María, haz que nunca me aparte de Jesús. Elévame hacia las alturas. Ayúdame para que anime a otros.

13.- Me dejo captar por Jesús que me va a ir convirtiendo en esta Cuaresma. Jesús, desde la Misa, desde la Comunión, desde el Sagrario, convierte mi alma a tu amor. Tu presencia con nosotros es reveladora presencia divina, humana, corporal. Es de fe; fe consoladora. Yo no me canso de pensar, Jesús, en tu presencia de amor, tu presencia eucarística. Ayúdame a animar a otros. Dame vivir y actualizar esta fe. Y que mi alimento - como el tuyo, Jesús - sea cumplir la voluntad del Padre.

14.- Actualizar en todo momento la Misa y la Comunión. Marchar con diligencia y amor hacia el lugar donde habita Jesús, plenitud de la divinidad. Hacer campaña para que todas las iglesias se abran a la adoración a Jesús. Sólo sabré hablar con gozo plena, con fuerza de convicción, cuando vaya prescindiendo de otras fuentes de alegría que tanto aprecio en la práctica. Pedir fuerza para ir dejando poco a poco todo género de diversión que me dificulte mi entrega a Dios.

Examen práctico:

  1. Examinarme especialmente de este amor.

  2. Cristo crucificado y resucitado, la fuente de todo consuelo.

  3. Que la alegría me venga no de tus dones, sino de Ti mismo.

  4. La misma alegría me ha de dar recibir un regalo que me arrebaten el mismo.

  5. Yo no sé hacer una conversión total, pero me ayudarás, Señor.

José María Lorenzo Amelibia

Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com      Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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(Este retiro está inspirado en dos capítulos de Eucaristía del P. José Rivera)

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