SAN ROBERTO BELARMINO, OBISPO JESUITA

Para los Obispos  Sed santos.

SAN ROBERTO BELARMINO, OBISPO JESUITA Italia, 1542 + Roma 17 septiembre 1542 

roberto

Memoria, 17 septiembre. Vicente Belarmino era un noble venido a menos. Pero tuvo la suerte de que fuera elegido Papa el cardenal Cervini, como sucesor de Julio II. Era cuñado suyo. Enseguida hizo sus planes. Deseó que fuera el salvador de la familia y elevara a sus hijos a puestos notables. Pero, "todo mi gozo en un pozo", porque a las tres semanas de ser elegido murió el pobre Marcelo II. Nuestro Roberto Belarmino tenía entonces 17 años.

Aquel suceso le hizo meditar y decidió entrar en la compañía de Jesús. EMINENTE TEÓLOGO Había muerto ya San Ignacio de Loyola, y lo recibió en la Compañía su sucesor, el famoso teólogo de Trento, Jacobo Laínez. Bajo su amparo vivió el noviciado. Se dieron cuenta enseguida los jesuitas del gran talento del nuevo candidato. Y todavía sin cantar Misa fue enviado al colegio de Florencia. Más tarde, el nuevo general, Francisco de Borja, lo envió a Lovaina. Allí adquirió gran prestigio. Explicaba sobre todo el tratado de Gracia Santificante exponía con claridad meridiana la relación entre gracia y libertad, muy en boga entonces, a causa del teólogo Bay que sostenía en este tema teorías heréticas. La fama de teólogo eminente de Belarmino llegó a oídos del papa Gregorio XIII. Llevó entonces a Roberto de Lovaina a Roma y le confió una arriesgada misión sobre el estudio directo de textos originales bíblicos. El éxito fue rotundo. Pudo después editar su obra más famosa en tres volúmenes: "Controversias”. Se consiguieron pronto veinte ediciones de ella. Poco después fue nombrado rector del Colegio Romano. Y el Papa acto seguido lo quiso crear cardenal. Ante el total rechazo de esta dignidad, hubo Clemente VIII de obligarle bajo pena de excomunión. Por supuesto, aceptó. Entretanto la curia romana le consultaba en muchas cuestiones. En un memorial dirigido al Papa denunció los seis grandes abusos. Esto le acarreó enemistades. El papa hubo de intervenir en una discrepancia de opiniones y no coincidió en todo con Belarmino.

Todo esto contribuyó a que lo despejara a córner nombrándolo arzobispo de Capua. Pero tuvo que regresar tres años después. Había muerto Clemente y hubo de asistir al cónclave. No salió elegido por el veto de España. ¡Había conseguido once votos! Vivió León XI tan sólo tres semanas. Paulo V fue su sucesor. Enseguida pidió a San Roberto que se quedara en la curia, porque deseaba tener cerca de este gran consultor. Así que, de nuevo llevó al Vaticano. EN EL PROCESO DE GALILEO Para él fue desagradable tomar parte en el proceso de Galileo, a quien apreciaba como hombre de Ciencia y gran católico. Le encomendó el Papa la misión de comunicarle la sentencia condenatoria; lo hizo con gran delicadeza y gran dolor de su alma. Él apreciaba mucho las buenas relaciones entre Ciencia y fe. Su vida estaba siempre en Dios; con gran esperanza. Escribió su última obra titulada "El arte de bien morir". Pidió al nuevo Papa le dejara instalarse en el Noviciado de la Compañía de Jesús. Se iba acercando su fin temporal. Suplicó se le enterrara junto a la tumba de San Luis Gonzaga, que su cadáver no fuese expuesto al público y enterado en la Compañía. El proceso de canonización fue complicado a causa de las relaciones con la curia romana. Fue Pío XI quien lo hizo en el año 1939; unos cuatro siglos más tarde. Fue el único cardenal jesuita canonizado.

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