Superar los accidentes

Superar los accidentes

      Sigo con un relativo interés el “Rally Dakar” de todos los años. En una ocasión se presentaron tres hombres jóvenes por parte de la autonomía de Castilla – La Mancha: “Momo”, “Toñejo” y Pedro Gómez. Los tres con minusvalías notables. Eran los primeros pilotos con lesión medular dispuestos a desafiar peligros sin cuento en una de las pruebas deportivas más duras del mundo. Los aupaba la Fundación Nacional de Parapléjicos. Y comenzaron la epopeya.

acc

Rally Dakar

Cuando nos sobreviene un accidente o enfermedad regenerativa uno ha de aceptar para el resto de sus días la silla de ruedas; entonces puede reaccionar de distintas maneras: algunos se resignan a romper del todo con la vida anterior; otros, como nuestros protagonistas del Dakar, deciden perseverar con sus grandes aficiones y aventuras. Y se apuntaron. Después de dieciséis horas al volante experimentaban fuerte dolor, más que otros años. Pero intentaron los tres superarse y lo consiguieron. Y sin pretenderlo ellos, nos han dado a todos, una lección de voluntad, una demostración de que con el esfuerzo se pueden lograr metas altas. Nadie ha de desalentarse ante las dificultades.

 A veces suelo contar lo que a mí me sucedió: al despertar de un coma inducido durante diecisiete días, me di cuenta de que me encontraba pegado a las sábanas literalmente. Así lo comuniqué a la enfermera que me atendía. Ella me lo explicó: “Has estado muy grave; ahora ya estás fuera de peligro. Hemos tenido que sedarte y no puedes moverte. Pero no te preocupes, tu tetraplejia es pasajera con tal de que te esfuerces en la rehabilitación sin desanimarte. He conocido gente como tú y ha salido adelante. En cambio, otros no han tenido fuerza de voluntad y se han quedado paralíticos”. Aquello fue suficiente. Me lo propuse y, tras ocho meses de rehabilitación me vi dueño del movimiento que había perdido.

 Y si tenemos fe sobrenatural, por supuesto todavía podemos cumplir mayores objetivos, por supuesto que los míos, e incluso que los de “Toñejo” y compañía. No exclusivamente temporales, sino relativos a nuestra propia santificación. Ya lo decía San Agustín: “Lo que éstos y éstas han conseguido, ¿por qué no yo?” Y llegó a ser un gran santo. No se trata de caer en un voluntarismo medio herético, porque sin la gracia de Dios nada es posible. El Señor no nos ha de fallar. Pero nuestra cooperación ha de ser decidida, porque nos jugamos mucho más que el honorcillo de ser campeones deportivos, y mucho más que el no permanecer postrados en cama el resto de nuestra vida.

José María Lorenzo Amelibia                                        

Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com

 Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

  Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari  Lorenzo Amelibia  Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba