Retiro del mes de junio: Corpus - Eucaristía a TEMA DEL RETIRO:  EN LA FIESTA DEL CORPUS EUCARISTÍA

RETIRO MENSUAL

TEMA DEL RETIRO:  EN LA FIESTA DEL CORPUS EUCARISTÍA

Custodia

1.- Pido antes de comenzar la intercesión de María y de San José. Ellos trataron con gran amor y mimo el Cuerpo de Cristo. Pedir fervor, fe y convicción para tratar a Jesús como ellos lo trataron.

2.- Después de la consagración el pan y el vino han dejado de existir, y está ahí presente el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Fomento ahora y propongo actualizar mi fe en estos momentos.

3.- El sacrificio eucarístico se orienta a la íntima unión de nosotros con Jesucristo, y la eficacia se logra cuando se comulga. Sacrificarme; hacerme sagrado. Levantarme al nivel sobrenatural desde la Eucaristía. Alzarme de las tendencias naturales. Ingresar psicológicamente en la vida de las divinas Personas. Y que cada Misa, cada sacrificio eucarístico me dejen su gracia y poder, me hagan más sagrado y más fuerte. Lo natural: el ver, lo sensible, alimentarme, caminar, placeres secundarios, debiera ser un medio, porque he de vivir; pero no un apego. Porque mi vida es la recibida de Dios. ¡Sacrificio, hacerme sagrado!

4.- Lo mismo que yo vivo por el Padre, también el que comulga vivirá por mí. (Jn. 6,57). Y sigo meditando en lo que Cristo nos dice: "Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros". "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida".

5.- Te digo, Señor, con el p. José Rivera: "No he de procurarme calo innecesario por comodidad, sino que he de esperar el ardor interior que me ofrece Cristo en la Eucaristía para encenderme en el fuego del Espíritu". Deseo, Señor, el calor y la iluminación de Ti que eres Sol y Luz total.

6.- Concédeme por tu Eucaristía en esta fiesta del Corpus no codiciar la felicidad material ni los placeres del cuerpo, sino el gozo de saber compartir tus sufrimientos. No los placeres malos, sino a Ti, Señor y Dios nuestro. Tu amistad divina como lo hicieron los santos.

7.- Con el Eucaristía - nos dice Trento - se derraman las riquezas de tu amor divino, Jesús, hacia los hombres. Pero de nada me sirve que Tú lo derrames, si yo no lo recojo. ¡Cuánta responsabilidad! Además, aunque nada soy, he de propagar, según mis medios, este amor a la Eucaristía. Convencido de que todo éxito apostólico está ligado al fervor eucarístico, al enamoramiento del apóstol por la Eucaristía.

8.- Jesús se nos ofrece como única fuente de vida. "El que me come vivirá por mí". Nos acompaña siempre y de modo humano y divino. Te nos das, Señor, como amigo presente y cunde a veces en nosotros la indiferencia. Nos das la vida y a veces nos dejamos morir de hambre. Necesitamos tratar contigo a diario; con fervor en Misa, Comunión y Visita. Y de ahí sacaremos fuerza para vivir y para el apostolado.

9.- Los humanos necesitamos de la presencia física del amado para desarrollar la amistad. La presencia corporal de Jesús en la Eucaristía nos alienta a esta gran amistad. Tú, Señor, no nos dejas, siempre estás con nosotros en la Misa y en todos los Sagrarios. Tan sólo falta que yo acuda a tu presencia con fe, atención y fervor.

10.- En nuestras almas habita la Santísima Trinidad. Y la mejor manera de vivir esta inhabitación es pasando por Jesús Eucaristía, en la Misa, la Comunión, el Sagrario. ¡Oh la circuminsesión del Padre, ¡Hijo, y Espíritu Santo! Donde está una Persona, allí están las otras dos. Y a Jesús lo tenemos en cuerpo y alma con nosotros; el Hijo de Dios, hecho hombre. ¡Penetrar en la vida Trinitaria a través de la Eucaristía con Jesús!

11.- Compartir con Jesús en la Eucaristía su actitud sacerdotal, de entrega, incluso de víctima; su estado actual de resucitado que da esperanza y seguridad. Participar y asimilar estos sentimientos de Cristo. Y hacerlo no sólo en estos momentos, sino siempre. ¡Ven oh Dios, en mi ayuda! Limpia, Señor, mi imaginación de vanos, extraños y perversos sentimientos. Limpia mi mente de trastos viejos y sucios y dame vivir en tu intimidad con tus mismos sentimientos. Eres Tú, Espíritu Santo, junto al Padre y al Hijo quien me henchir de estos sentimientos.

12.- Quien vive en serio en la contemplación de la muerte y resurrección de Jesús; quien vive unido en serio a la Eucaristía, no va tras los alimentos de este mundo, no siente hambre de placeres. Se alimenta porque es necesario para vivir. Así les ha ocurrido a muchos santos y ellos han sido efectivos. Danos, Señor, santos así. "Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre". Quedar indiferente hacia lo que Él no me haya destinado. Mirar con soberano desprecio tantas elucubraciones estériles y entretenimientos vanos. Afianzarme el dogma, siempre actual y verdadero, que un día asumí convencido. Así han vivido los santos. Así deseo vivir unido a ellos.

13.- "Hundirme en el misterio", como gustaba decir el padre José Rivera. ¡El misterio del amor divino! Cada Misa, cada comunión y visita, cada rato de oración agrandan mi naturaleza débil y pecadora. Penetra en nuestras almas, Jesús, te quiero abrir. Que todos los sucesos sean vehículos de tu acción. Ayúdame a hacer participar a las personas de este gran amor que nos comunicas. Dame tu anchura de corazón en la Eucaristía para que sea amor para todos.

Examen práctico:

¿Pongo como centro de mi vida espiritual a la Sagrada Eucaristía?

¿Cómo preparo la misa y la comunión?

¿Practico la visita al Santísimo Sacramento?

¿Centro mi vida interior en la Virgen María que me lleva a la Eucaristía? Jesús en el Sacramento está unido al Padre y al Espíritu Santo. Pensar en esto con paz.

¿Saco fuerza de la Eucaristía para amar al prójimo, también a los más pecadores o que me caen mal?

José  María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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