Obispos sed santos como... SAN VICENTE MARÍA STRAMBI, OBISPO PASIONISTA

 Para los Obispos

SAN VICENTE MARÍA STRAMBI, OBISPO PASIONISTA

            *Italia 1745               +Roma 1-1- 1824                Memoria 24 Septiembre

cviencente maria

            Su padre, farmacéutico; su madre, ama de casa. Desde muy joven gustaba de las cosas del Señor. En la parroquia ejercía de catequista. A los 17 años ingresó en el Seminario. A él correspondía heredar la farmacia de su padre. Había antes de contraer matrimonio, pero Vicente todo lo consideró en nada con tal de servir más de cerca de Jesucristo. A los 22 años ya había subido las gradas del Altar, y pronto lo nombraron rector del Seminario. Pero por poco tiempo, porque le invitaron a perfeccionar sus estudios en Roma.  Allísededicatambiénapracticarlacaridadconlospobres,unodesusgrandesamores.

MISIONERO

            Por aquel entonces San Pablo de la Cruz atraía a la muchedumbre con su predicación misionera.  SeleconsiderabacomoelgranmisionerodeItalia.Vicenteparticipaasuladoenlasupropiaciudad,Civitavecchia,congranunciónensumaneradepredicar.Aquellotocósualma.DespuésseretiróparapracticarlosEjerciciosEspirituales.Seencontrabamuypróximoalospasionistas,juntoaSanPablodelaCruz,elfundador.Ysedecidióaingresarenaquellaordentanqueridaparaél.

            Al fin ingresa en el noviciado. Y gusta de la "sublime sabiduría de la cruz". Después, con la ilusión de un santo, misiona juntos con otros compañeros, gran parte de la Italia central. Le nombran provincial, forma alosjóvenesaspirantes,esundirectorespiritualdegranprestigio.Variossantos,hoyenlosaltares,recibieronsuconsejoyseguimiento.

EN TOLENTINO

            Cuando San Pablo de la Cruz entrega su alma al Señor, encarga a Vicente se cuide mucho de aquella congregación. Lo hizo con fervor y escribió su biografía y llegó a ser postulador de la causa de canonización de su maestro. Pero se fijaron en él para otra misión: obispo. Tenía 56 años, y la diócesis de Tolentino fue su nuevo campo a pastorear. Su ilusión entonces fue evangelizar a fondo al pueblo, profundizar en la formación   espiritual del clero y los seminaristas. Deseaba la santidad de sus sacerdotes; sabía que era la mejor cualidad para la evangelización. Vicente fue el gran conciliador de clero y pueblo; evitó muchas contiendas, y a las que había consiguió dirimir.

            Fue valiente contra las pretensiones de Napoleón. Se negó a firmar aquel nefasto juramento. La Iglesia no puede claudicar a las exigencias imperiales. Como consecuencia, la orden de destierro; duró seis años. Al volver a su diócesis fue acogido de una manera triunfal; muchos lloraban de emoción. Él comenzó de nuevo a trabajar con celo y amor. Llama a misioneros, se desvive por sus sacerdotes; vende sus pertenencias para aliviar de alguna manera la hambruna que se cernía sobre la provincia. Él mismo predica alguna misión. En la última conoció a un joven, que se hizo pasionista; más tarde llegó a ser papa, Pío IX.

            El prestigio de Vicente María fue tan grande que el Papa lo eligió para que fuera su consejero. Es curioso, al ser elegido el nuevo Papa con el nombre de León XII, pone como condición que viva cerca de él nuestro santo. Sus diocesanos de Macerata lo despiden con sentimiento, y marcha a Roma a situarse junto al Romano Pontífice. Y allí, acompaña al Papa hasta lo que parecía el final de León XII, pero gracias a la oración de Vicente, sana León XII. En ese momento enferma Vicente y pocos días después entrega su alma al Señor. A pesar de haber sido iniciado enseguida el proceso de canonización, tardó mucho en llegar al éxito. Fue Pío XII quien lo canonizó el año 1950.

 José María Lorenzo Amelibia

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