2. Hay que ofrecerse a Cristo en nuestra mística interior. 3. Salir de misa convencidos de que nos hemos inmolado con Cristo. 4. Nuestra celebración eucarística dure todo el día. 5. Perfecta entrega en manos de Dios, a su adoración y a su servicio. 6. Fomento en el alma de acción, estado y disposición de amor a Dios. 7. Estamos en comunión vital, íntima con Dios. 8. Compartimos su feliz vida trinitaria. 9. El amor nos une con Dios. 10. El amor transforma nuestras facultades espirituales.