¿Cómo será aquello del más allá?
Enfermos y Debilidad
| José María Lorenzo Amelibia
¿Cómo será aquello del más allá?
Yo no sé por qué, pero cada vez se me va quitando más el miedo a la muerte. Yo le doy gracias a Dios por ello. Alguien me dijo que de puro viejo se quita el miedo. Pero creo que no. Porque he visto a ancianos que se agarran a este mundo como lapas. A mí me gusta asomarme a la literatura de la trascendencia y no es por morbo, todo lo contrario. Me digo: “Si allí vamos a estar siempre, ¿por qué no pensar en ello de vez en cuando?”
Así que nada de macabro ni esas gaitas. Me hablaban de un fraile que se llamaba Domingo de Jesús y que decía cuando estaba enfermo de gravedad, sospechando que le faltaba poco: “Voy a ver a Dios; voy a ver a la Virgen María. Muero feliz. Iré y veré. Sea Dios por siempre glorificado”. Y leía de la monja carmelita Juana Bautista de Granada: “Yo no puedo vivir sin Dios. ¡Qué vida esta tan intolerable!”. Y cuando barruntaba su fin: “Tengo mucho gozo, porque espero ver a Dios pronto”. Y entonó el Te Deum para dar gracias.
¿Cómo será el encuentro? Verá entonces nuestra alma a Dios y cuanto más le contemplemos, más nos quedará por conocer. Ahora es duro el trabajo que cuesta adquirir ideas de teología sobre Dios. Y pocos tienen la suficiente ciencia para admirarle de verdad. Pero entonces nos parecerá una maravilla el conocimiento que de Él nos suministre su Bondad. ¿Y del mundo del espíritu? Nunca cesaremos de admirarlo. Eso sí que nunca se acabará en nuestra mente. ¡Menuda gozada sin fin!
Entrará la luz de Dios en el alma… y veremos en un instante los inventos más admirables de este mundo, casi como pura ignorancia ante lo que allí entenderemos con plenitud. El hombre no conoce más que un rinconcito de la Tierra y de manera imperfecta, pero en el Cielo gozaremos de la contemplación de Dios y en Él de todo el Universo con plena perfección. Incluso los secretos de las leyes que lo rigen. Todos los soles, todas las galaxias, toda la inmensidad de la creación. Y tomaremos junto a Dios posesión del mundo. Lo veremos todo dentro de la misma esencia divina… con felicidad, con gran amor. Poseeremos el mundo entero en la mayor paz y gozo. Nos va a dar entonces un poco risa las ansias de viajar que aquí teníamos…
José María Lorenzo Amelibia
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