Aquellos años más oscuros para los sacerdotes secularizados

Informa ASCE

Asociación de Sacerdotes Secularizados ASCE

Aquellos años más oscuros para los sacerdotes secularizados

La mayoría de las decenas y decenas de miles de sacerdotes secularizados no quisieron plegarse a una mentira para conseguir en tiempos de Juan Pablo II matrimonio religioso: porque eran conscientes de que su ordenación fue válida, como la de los obispos y del resto de sacerdotes. En su larguísimo pontificado muy pocos fueron muy pocos los secularizados a quienes quiso perdonar, o sea concederles el matrimonio canónico. Uno de ellos es Giovanni Gennari, periodista de la Rei, bajo el nombre de Rosso Malpello, escritor de una mordaz rúbrica cotidiana en Avvenire, el periódico de los obispos. En reconocimiento de la acción generosa del Papa escribió un artículo en un número de “Jesús, el mensuario de los paulinos”.

Años de pena

En aquellas décadas el cura Colombo se fugó con una mujer de treinta años, divorciada y madre de dos niños, y escribió en un par de diarios: “Abandono la empresa a la que dediqué cincuenta años de mi vida.” De él, su obispo Gastone Simone continúa hablando bien: “Me siento como un padre que no logró detener en casa a un hijo tan juicioso.”

Reinhold Stecher, austriaco y obispo defendió inútilmente la causa de los ex sacerdotes de su diócesis, comprobando que “la responsabilidad de este estado de cosas era del Papa en persona” y no de la curia. Estaba tan escandalizado que tomó la pluma y el papel para denunciar públicamente: “Como sacerdote y obispo escuché algo así como cuarenta mil confesiones. Absolví a adúlteros, apóstatas, perseguidores de la Iglesia, ladrones e inclusive a asesinos. Pero desde hace años no se me permite otorgar la paz del alma a un cura casado (por lo civil). Su condición es peor que la de un asesino.”

El obispo Stecher hizo pública un acta de acusación en 1998 contra aquel estado de cosas. Muchos ex clérigos le escribían entre ellos un italiano: “Espero la dispensa desde hace trece años y mientras tanto, apurado por la necesidad, busqué obtener un cargo de sacristán. Me lo negaron porque no estoy casado por la iglesia.”
Pero también es verdad que el Papa Juan Pablo se confesó con un cura casado que mendigaba y después le dio un puesto de trabajo: sacristán de una parroquia próxima al Vaticano. Todo hay que decirlo. Y… nadie es infalible, fuera de casos muy excepcionales.

En aquellos años oscuros, desde El Vaticano sólo llegaba silencio, incluso en el año del Jubileo del perdón. Stecher comentaba: “Con estos suyos a los que no ha concedido clemencia, Roma ha perdido el rostro de la misericordia y asumido el del dominio ostentoso y duro. Ningún lujo en la celebración milenaria y ningún discurso grandilocuente, podrán borrar este pecado.” Así lo traducía Annunziata Rossi Content.

Y decimos como en otro artículo: No juzgamos aquí la santidad de nadie – ¡faltaría más! – santos y bien santos, con virtudes heroicas, con ejemplaridad en muchas virtudes, modelos, sí, y gozan de Dios en el Cielo. Pero como decía un amigo y yo también lo afirmo: “Todos los canonizados y muchísimos otros no canonizados, están en el Cielo gozando de Dios. Y son ejemplo de vida en muchísimas virtudes, pero no en todo”.

Pero lo importante es que cuanto antes nuestros queridos amigos de la jerarquía de la Iglesia, acojan a los sacerdotes casados, comiencen de una vez a devolverles a quienes lo deseen su parcela en el ministerio sacerdotal. Y después que reconozcan que sus predecesores – a su juicio – se pasaron y que desde el Cielo nos bendigan.

José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba