La desobediencia como método

Crítica Constructiva

La desobediencia como método

Me refiero a la desobediencia de tipo religioso, a la eclesiástica, a la que viola la normativa canónica o reglamentación de tipo clerical. He de confesar que siempre he procurado ser obediente. Me lo imbuyeron desde mi juventud de tal manera que, si por debilidad he infringido mandatos, me he reconciliado con la confesión, previo dolor y propósito de enmienda. Y mis propósitos en este sentido perduran.


Sin embargo, analizando un poco la historia reciente, constato que muchas ventajas o reformas conseguidas en la actualidad, son debidas a que muchos, clérigos o seglares, no se sometieron a la normativa, la violaron, y hoy disfrutamos de unas costumbres más racionales.

Recordemos algunos hitos. La tonsura clerical desapareció; ni los obispos la llevan ya sobre su cabeza. Y en nuestro tiempo era de uso obligatorio, bajo pecado mortal, según decían los moralistas, de tal manera que si un ordenado de menores la dejaba durante un tiempo determinado, automáticamente perdía la clericatura. El sombrero o teja, también obligatorio. Había obispos que llamaban la atención a sus curas por no utilizarlo.

Y ¡no digamos nada de la sotana! El no vestirla era pecaminoso, aseglarado, incluso llevaba consigo sanciones. Comenzaron muchos sacerdotes por cambiarla por el clergyman, y pronto se abandonó todo atuendo eclesiástico. Todo aquello de “pecado mortal” por no usarla les venía grande, no se lo creían; y por supuesto lo hacían con la conciencia bien tranquila. Con el Oficio Divino ocurrió algo parecido. ¡Y pensar que estudiábamos que el dejar una “hora menor” (duración cinco minutos) era considerado como pecado mortal!

Hoy ni los obispos visten de sotana, y si le parece oportuno, se van de vocaciones con vestidura seglar. Todo gracias a la desobediencia de muchos. Cuando esto escribo se me crispan los nervios. Porque por una parte odio el pecado. Por otra veo que la Iglesia es Madre de salvación. Por otra compruebo cuánto se ha abusado en el pasado conminando las conciencias bajo pecado mortal.

Y… por otra ¿por qué nuestra jerarquía en lugar pedir perdón por la condena de Galileo, no se digna pedir perdón por tanto abuso de condenar bajo la pena de pecado por no cumplir una normativa que puede ser variable, y de hecho ha supuesto tanto trauma y tanto pecado para muchas conciencias? ¿Por qué no lloran delante de los sacerdotes y del mundo tanto abuso de poder?

¡Señor, ya lo he dicho! Tenía un nudo en el corazón. Yo… pido perdón por si en alguna ocasión he asustado conciencias cumpliendo con mi deber de ser fiel a lo que me enseñaban… en materias puramente disciplinares y mutables.

Señores jerarcas, ¿ahora les extraña que la gente no tome en serio ni siquiera la ley de Dios? ¿No se sienten ustedes (en sus antecesores) algo culpables por ello? Hablen, hablen también de esto, que todo parece ahora pedir perdón por la pederastia.


José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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