La fidelidad de los esposos, la fidelidad de los sacerdotes

Dice Juan Pablo II en la encíclica Redemptor Hominis: “En la fidelidad a la propia vocación deben distinguirse los esposos, como exige la naturaleza indisoluble de la institución sacramental del matrimonio. En una línea de similar fidelidad a su propia vocación deben distinguirse los sacerdotes, dado el carácter indeleble que el sacramento del Orden imprime en sus almas.”  De este texto se deduce no precisamente el celibato, sino la fidelidad al sacerdocio, a continuar nuestra vocación sacerdotal en cualquier circunstancia en que nos encontremos porque el sacerdocio imprime carácter.

            Por eso, nosotros como sacerdotes, hemos de seguir hasta el final de nuestros días con el mismo fervor, con el mismo interés que cuando nos ordenamos; sin olvidarnos de lo que somos. Aunque no nos permiten el ejercicio público de nuestro ministerio, podemos expresar nuestro sacerdocio de muchas otras maneras, porque así lo exige nuestra fidelidad a nuestra propia vocación, por el carácter sacerdotal; y así lo exige también nuestro vocación de desposados, por la naturaleza indisoluble del matrimonio.

José María Lorenzo Amelibia                                         

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