He llamado a una señora viuda por teléfono

Enfermos y Debilidad

 

He llamado a una señora viuda por teléfono

Esta tarde he llamado a una señora viuda por teléfono. Hace mes y medio que había perdido a su marido. Fue muy duro. Ella era mayor, casi ochenta años. Habían vivido bien avenidos durante más de cincuenta años, y siempre es dura la separación, pero aún más cuando son mayores los esposos. ¿Qué podemos decirle a una persona en un trance como éste? ¿Limitarnos tan solo a escuchar sus lamentos? Ya es algo, por supuesto, pero creo que un poco más se puede. Como la viuda de nuestro coloquio es creyente teníamos mucho terreno ganado. Pero siempre lo mejor es escuchar y hacerle alguna pequeña observación con relación a nuestra fe.

 Por suerte para mí, el marido era un hombre de ley, creyente y practicante. Yo he procurado insinuarle algunas ideas como ésta: las virtudes y buenas obras son tesoros para adquirir el Cielo. ¿Por qué nos hemos de estremecer ante la muerte, si lleva a la felicidad eterna? Pero no todos se aterran cuando les llega la hora, sino aquellos que no meditan, ni llevan por guía la fe. Por la fe llamamos a Dios Padre. ¿Por qué tanto miedo? Vamos a poner el gozo donde otros ponen tristeza. Vivir lo sobrenatural. Le hacía ver a nuestra viuda que su marido era muy ferviente cristiano y que por eso ya estará gozando de Dios.

 A través de la muerte conseguimos no un bien cualquiera, sino El Bien supremo. Adherirnos a Dios por toda la eternidad, tiene que ser maravilloso. La muerte es como adormecernos unos momentos de tránsito, y luego pasar a estar con el Señor para siempre. Abrimos los ojos y… ¡zas!, con Dios; tiene que ser maravilloso. Hemos de alegrarnos como se ha alegrado tu esposo.

 Un santo que se llamaba Carlos Borromeo, ¿sabes qué hizo?: quitar la guadaña de la representación de la muerte y ponerle una llave de oro. Y Flaviano fue condenado por ser cristiano. Acudieron sus amigos a liberarle y le pedían para ello que renunciara a ser cristiano, que nada le costaba. Respondió: “Cuando nos matan, vivimos. No somos vencidos sino vencedores de la muerte”. Mira, amiga, esto que te digo para tu consuelo, me lo digo muchas veces a mí mismo y siento paz. Vamos a esperar; después de unos meses o unos pocos años volveremos a juntarnos Allí, con Dios. Vamos a tener paciencia y esperanza.

José María Lorenzo Amelibia

Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com

             Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba