Si te ha llegado la viudez, levanta el ánimo, verás…

Enfermos y debilidad

Si te ha llegado la viudez, levanta el ánimo, verás…

 Es más frecuente la estampa de la viuda que la del viudo, pero a las dos apreciamos como dignas y venerables. Ambos han sufrido mucho; en principio se encuentran en apariencia desangelados, sin sombra; han experimentado en su existencia un terremoto de grado ocho por lo menos. Cuando son jóvenes, algunos procuran rehacer su vida con un segundo matrimonio, pero sobre todo en edad avanzada opta la mayoría por la viudez como estado definitivo. Gran parte de ellos pasan de la resignación a un sano optimismo.

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Viudo

Enriqueta había perdido al marido a los cincuenta y cinco años. Todavía no había cumplido sesenta y dos y decía: “La época mejor de mi vida, ahora. Guardo un buen recuerdo de mi marido. Afortunadamente dispongo de una pensión que me permite vivir con cierto desahogo. Los hijos me quieren, y me preocupo de los nietos. El Papa decía que los abuelos han de procurar ayudar a la educación de sus nietos. Y me parece estupendo. Creo que pocas personas gozan de mejor capacidad que nosotras para esta digna misión. Disponemos de tiempo, de experiencia y de amor. Eso sí, hemos de cuidarnos de no ser demasiado condescendientes con los caprichos de nuestros nenes.

 El famoso filósofo y literato Julián Marías enviudó siendo todavía relativamente joven. Nunca pensó en volver a casarse. Su existencia continuó llena, productiva, profundamente religiosa. En una ocasión decía a sus amigos en confianza: “Vivo con la ilusión del encuentro definitivo con mi esposa en la otra vida, junto a Dios”.

 Luz Calderón es una viuda con mucho sentido del humor. Concedió una entrevista hace un par de años al periódico “El Mundo”. La fotografiaban en una butaca de su cuarto de estar, mientras sostenía en sus manos un lienzo blanco sobre el que bordaba. Rafael Álvarez la sometió a una batería de preguntas muy interesantes. Pero hubo tres que me llamaron más la atención. “¿Con 85 años, a usted la misa en latín no le asustaría?” Y ella contestaba: “Todo lo contrario. Es una pena que el latín se haya abandonado en la enseñanza, porque no hay idioma que más te haga discurrir. Pero como la humanidad está tonta… retrocede”.

La misma señora respondía a otras preguntas del periodista con gran sabiduría. A la cuestión de si le hubiera gustado formar parte de listas del PP: “Yo no tengo edad para ir en las “listas” ni en las “tontas” de un partido. Como Cristo es el hombre de mi vida, mi misión es el apostolado, hacer el bien. Y me gusta mandar. El que manda dirige y hace el bien. Así que, Mariano, a mí, de ministra para arriba (risas)”. Y cuando al final le dice el interlocutor: “¿Si usted mira al Cielo de reojo, qué ve? “Siento a Dios - dice ella -. Me creó para verle”.

 Vuelta y vuelta: la felicidad, la madurez, la paz, sosiego y fuerza testimonial no las encontramos precisamente en la prosperidad, riqueza y dominio, sino en saber encajar nuestras circunstancias a lo largo de la vida, y reaccionar ante ellas con espíritu de fe y esperanza.

José María Lorenzo Amelibia                                        

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