Los médicos no son dioses

Enfermos y debilidad

Los médicos no son dioses

 “Ayer me encontré con Sancho, un anciano de 86 años, – dice Antonio de la Torre – y me contó que estaba muy apenado porque su urólogo, joven aún, había muerto”. A él le debía la vida. Le había ayudado, cuando el cáncer comenzaba a roer su salud. A tiempo lo operó y le prolongó la estancia en este mundo. Es algo que no se puede olvidar. Este mismo anciano contaba que en la última intervención de cabeza de fémur le seccionaron sin querer el nervio ciático. “Me dicen que reclame una indemnización, pero no pienso hacerlo. No me parece ético. Todo el mundo comete fallos en su trabajo. Y sin médicos, yo no viviría, y muchos de los que ves pasear por la calle estarían criando malvas”.

medi

Médicos

 Mi experiencia es del mismo tenor. Con empeño el equipo médico me colocó tres bypass en momentos en que mi vida estaba a punto de terminar. Pero con mala suerte. A las cuarenta y ocho horas advirtieron una perforación en la pleura, y con urgencia hubieron de intervenirme de nuevo. Y no hubo éxito, porque todo salía mal. Al final se solucionó de modo favorable, pero después de mucho sufrimiento e incertidumbre. ¿Cómo voy a protestar, o pedir cuentas a unas personas honestas y diestras, si han hecho cuanto han podido? Los médicos no son dioses. Es verdad que nuestra vida muchas veces está en su mano. Pero lo mismo ocurre con el piloto del avión o el conductor del autobús, con el arquitecto o el policía. Es necesario sí, ser responsables y del todo diligentes, pero no todo depende del bien obrar. Hay muchos acontecimientos imprevisibles.

 La manía de algunos, protestar. ¡Algo conseguiremos! Mientas tanto, la mayoría silenciosa – y no con el silencio de los corderos – aprecia y valora la bondad de sus médicos, su dedicación y esfuerzo. Con frecuencia leo en los periódicos el agradecimiento de una familia al personal sanitario de la residencia, cuando el allegado es dado de alta o incluso abandona la clínica para nunca jamás volver. Piensan, y con acierto, que los médicos no son dioses, que la ciencia no es infalible, que a quien hace lo que puede con celo, no se le deben pedir cuentas. Nuestro reconocimiento ha de ser grande hacia las personas que nos ayudan a curar de las enfermedades. Con frecuencia lo miramos como una dedicación más. Pero no es así. Desde pequeño me enseñaron a respetar a todo el mundo, a ser agradecido. Pero nuestros educadores nos exigían una especial veneración hacia dos profesiones, los sacerdotes y los médicos. Ellos velan por nuestra salud, la del cuerpo y la del alma. Para ambas empresas se exige una vocación especial.

José María Lorenzo Amelibia                                        

Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com

 Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

  Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari  Lorenzo Amelibia  Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

Volver arriba