Una monja nos da la clave de la realidad de los conventos

Enfermos y Debilidad

Una monja nos da la clave de la realidad de los conventos

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 También en los conventos de monjas puede haber problemas. A veces, por circunstancias distintas, nos toca escuchar de conflictos, pequeños para nosotros, pero si uno vive en una comunidad relativamente poco numerosa, estas dificultades tórnanse gigantescas. En una ocasión me decía una religiosa amiga: “Créeme, la mejor solución a la angustia que me han creado tres compañeras, me parecía salir del convento, pero no lo hice. Por fortuna aquello fue pasando. Cuando se vive de verdad el espíritu del Evangelio es más fácil perdonar e incluso olvidar. El rencor siempre es mal consejero”.

 ¿Por qué me viene a la mente este suceso entre monjas? Porque los cristianos, y más los religiosos, hemos de saber sobreponernos, dialogar y arreglar pequeños conflictos antes de que lleguen a mayores. Siempre con la mente puesta en la trascendencia. Mi confidente la religiosa me hablaba de su gozo después de haber perdonado todo. Y la esperanza del Cielo le ayudó. “¿Para qué estamos en este mundo – se interrogaba?” Teresa de Jesús decía: “Eternamente estaré cantando las misericordias del Señor”. “Esta y otras consideraciones me vinieron de maravilla” - decía nuestra religiosa.

 ¡Se acabaron las angustias, las tristezas, las incomprensiones, la inseguridad, los olvidos en la amistad y en el amor! Todo se convertirá en misericordia. Incluso a aquellas personas, que nos han resultado mal en la vida, podremos amarlas con cariño. Así pensaba nuestra amiga la religiosa. A mí me edificó tanto por su generosidad, como por su espíritu de fe y deseo de eternidad con Dios. La fuerza de nuestra debilidad está siempre en la fe, mirando con esperanza al más allá.

 Yo cada día pienso con más paz y serenidad en la muerte y en la misericordia de Dios. En el momento de entrar en la presencia eterna de Dios, inmediatamente después de morir y ser purificados, el Señor nos inundará de su Sabiduría. Aun ahora me lleno de   alegría si amo a Dios y cumplo su voluntad, si pienso en el más allá. Dios será mío, y yo seré de Dios. Aparecerá nada más separarnos de la vida presente la inmensa luminaria del Cielo. Llegar a entender un poco qué es Dios, su Omnipotencia, su Misericordia, su Justicia, su Bondad, nos tiene que dar un placer inmenso. ¿Por qué tanto miedo? Dios es Padre y nos espera.

José María Lorenzo Amelibia

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