Tengo predilección por las monjas de clausura. Viven escondidas; sufren muchas veces solas en lo humano; confían en Dios. Pero me indigna cuando algunas superioras quieren dominar a sus compañeras. ¡Cuidado, superioras, no os paséis!

Contemplativas

Ellas llevan una misión muy importante para el reino de Dios: la frase del Evangelio que es un suave mandato de Jesús: "Rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies". Tenemos que orar más y más todos, con nuestras religiosas, por la misión de la Iglesia, por las vocaciones a misioneros. Te invito también a ello.

    En mi vida me ha tocado ayudar en distintas ocasiones a religiosas de clausura que se sentían mal por el ninguneo de compañeras e incluso por la superiora.  En un ambiente cerrado puede ocurrir algo de esto. Por eso pido  a las religiosas que en el examen de conciencia se pregunten con total sinceridad: ¿A quién he  tratado mal o  ignorado o despreciado aunque sea en mi interior? No vaya a suceder que recemos, amemos mucho  al prójimo de lejos pero a alguien que está cerca le aborrezcamos porque tiene mal  carácter...

osé María Lorenzo Amelibia

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