Egibide y nuestro obispo de Vitoria A favor del obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde

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A favor del obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde

Egibide (Me

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taposta)

Sí, a su favor porque defiende algo que todo buen obispo tiene que defender. Las Escuelas Profesionales, el “Jesús Obrero” de Vitoria ha sido una fundación eclesial. Y por eclesial no entendemos de obispos, sino de una Iglesia  local, de los católicos de Vitoria de hace unos setenta años. Hoy llaman a estas escuelas profesionales: Egibide. Ahí ni pincho ni corto; me da lo mismo.

Pero don Juan Carlos Elizalde hace lo que debe hacer: poner las cosas en su punto. Dejar abierto el camino de la evangelización en un lugar donde siempre ha estado abierto por derecho propio de fundación.

Todos los mayores recordamos a aquel santo sacerdote vitoriano: Don Pedro Ortiz de Zúñiga, el que dio un impulso total a aquella fundación de las Escuelas Profesionales de Jesús Obrero. Santo sacerdote, demasiado pronto olvidado. Antes de cura fue ingeniero. Atendió a la llamada de Dios, como el de Asís. Lo dejó todo por seguirle: una brillante carrera, un rico patrimonio de varios millones que entregó íntegro a los pobres. Esto son pocos los que lo saben. Todo para evangelizar, para sembrar la palabra de Dios, para que el pobre pudiera tener cultura, para una gran obra social. Incluso le concedió el Ayuntamiento Gasteirzarra el Celedón de Oro.

Pues bien: a este obispo que defiende honesto, ponderado, risueño y ferviente el legado, le cuelgan el sambenito de ser ultraconservador: a un hombre que intenta conservar la fe de su Iglesia y aumentarla. Pero no me extraña, porque hay quien defiende que en España existe la izquierda, el centro, la extrema derecha y la derecha extrema.

Es hora de que pongamos las cosas en su punto: ¿a qué viene querer denigrar a las personas para menguar el poder evangelizador? Si mirásemos la justicia y la gloria de Dios como el fin supremo de toda criatura, de otra manera obraríamos. Y en esta ocasión, como en otras muchas, Monseñor Elizalde mira la gloria de Dios y defiende la justicia del patrimonio recibido; no el partidismo político.

Josemari Lorenzo Amelibia  

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