Critico con frecuencia actitudes y formas que me parecen mal en obispos y gente de mando eclesial. Pero también a veces me pregunto: “¿Y si yo hubiera sido obispo? ¿Cómo me habría comportado?” La respuesta a mi pensamiento es esta: . No me creo más que nadie. Pienso que hubiera caído en los mismos defectos, y probablemente con menos virtudes.

La catedral

Estoy casi seguro de que hubiese tenido apego a la mitra, al báculo y demás signos; que me hubiera gustado presidir, estar siempre en el candelero; pero el no haber poseído estas dignidades me ha dado otra madurez que para ellos es muy difícil lograr. También es cierto que jamás quienes hemos vivido sin un mando importante tampoco hemos llegado a cierta madurez que da el poder, no nos equivoquemos.

Por eso, con humildad, deben los obispos leer las críticas, ver opiniones de gente decente y con fe, para poder mejorar sus criterios; para poder madurar, y no dejarse llevar de ese instinto de mando, al que alguno ha llegado a denominar con el apelativo de episcopalitis. Y nosotros con esa misma humildad escuchar a nuestros obispos y dignatarios.

Desde esta perspectiva pienso que la autoridad es un servicio; no solo en el sentido de que es necesario que alguien mande, sino también porque el líder ha de ser el primero en llevar la antorcha, en sacrificarse por el bien común, en buscar los trabajos más onerosos. Ha de dejar a sus colaboradores las representaciones más dulces y halagüeñas; porque él es el servidor de los servidores, como se califica el mismo Papa.

Pero hay aspectos de maduración interior fáciles de calibrar e intentar conseguir: dominio del genio, delicadeza en el trato, sentirse hombre pobre, condescender y tolerar.
Y algo que no puede consentir nunca un obispo es el ataque contra el dogma. Eso sí que ha de ser la niña de sus ojos, la verdad. Defenderla con amor, pero defenderla. Diálogo, avisar, y mantenerse firme. Yo lo haría si fuera obispo. En tiempos relativamente recientes hemos visto a bastantes obispos callar como bueyes mudos ante violaciones del credo dogmático; pero… por nada del mundo hubieran tolerado que un sacerdote secularizado hubiera participado en una concelebración, por ejemplo, de Jueves Santo. Y… ¡hay diferencias!

Pero esto es harina de otro costal. Con estas líneas pretendo alentar a los obispos a que se interesen con sencillez por las criticas amorosas que muchas personas les ofrecemos. Que en lo posible si corrijan. Y que sigan cumpliendo con su misión de santificar a los fieles y convertir a los alejados, paganos o infieles. Creo que por ahí irá la idea de la Nueva Evangelización y con este fin se está celebrando el año de la fe.

José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2