Una reflexión sobre el corona virus La pandemia del corona virus ¿puede ser un castigo de Dios?

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La pandemia del corona virus ¿puede ser un castigo de Dios?

        Estamos recluidos en nuestras casas gran parte de la humanidad. Nos ataca la pandemia del corona virus. ¿Por qué será? Hoy hiere a nuestra sensibilidad la idea de castigo.

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El corona virus

Hemos de meditar en la Biblia, tener la idea clara de que el castigo de Dios va muy unido a la misericordia y al perdón. ¡No podemos descartar que Dios envíe también hoy castigos a la humanidad!, como lo hizo en tiempos bíblicos. Recordemos Sodoma y Gomorra (Gen. 19, 1-29); el diluvio universal (Gen. 6, 5-22 y 7); la cautividad de los israelitas a Babilonia (2 Reyes 24).

Y mencionamos también algunas citas de la Biblia relativas al castigo de Dios: “No menosprecies, hijo mío, el castigo de Yahvé, ni te fatigues de su corrección; porque Yahvé al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”. (Prov. 3,11-12). “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. (Apo. 3,19). “Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Yahvé tu Dios te castiga”. (Deut. 8,5). “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. (Mc. 16,16). “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. (Lc. 13,3).

Sin embargo, el castigo de Dios va unido a su amor y misericordia: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. (1 Jn. 4,18). Y va también unido a la conversión: “Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina”. (Ezq. 18,30b).

     Muchas personas piensan que Dios nunca mandaría un castigo universal porque seria injusto que lo sufran muchas personas inocentes. Así sentimos los hombres. Pero ahí está la Biblia... El misterio del dolor en la humanidad es enorme. No nos atrevemos a afirmar que se trate de un castigo de Dios, pero los profetas así lo creían y lo  predicaban, y veían esta dificultad como nosotros la vemos. Lo importante, que reflexionemos, que pidamos a Dios nuestra conversión. Que seamos conscientes de que puede ser una realidad  un castigo universal para que nos convirtamos. Ahí está nuestro punto de reflexión. 

José María Lorenzo Amelibia
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