Asociación de Sacerdotes Casados de España ASCE Mi vida ha sido eucarística. Testimonio.

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Testimonio

Mi vida ha sido eucarística

eucar isis

            Mi vida espiritual ha estado siempre centrada, desde la infancia, en torno a la Eucaristía. La primera Comunión supuso el gran paso. Mi fe entonces era sencilla, de niño. Ni se me ocurría la menor duda. Aquellos ojos amigos que veía en la Hostia Consagrada, expuesta solemnemente en la Custodia, me cautivaron. 

            Es para mí tan cardinal el dogma de la Eucaristía, en su triple vertiente de celebración, comunión y presencia real, que el credo protestante me resulta absurdo y triste. Y cuando advierto sacerdotes católicos que no aprecian la reserva de Jesús – Hostia, cierran las iglesias fuera de las horas de culto, pretenden que ha habido un exceso en la praxis eclesial en torno a la reserva de este Sacramento, se me hiela el corazón, tiembla mi profunda esencia cristiana.

            Evoco mis años de niñez: “Sagrario bendito donde se esconde la plenitud de nuestro Amor, a Ti volarán los encendidos afectos de nuestro corazón. Desde el retiro de nuestras casas volarán hacia Ti nuestras miradas, y desde ellas enviaremos fervientes actos de amor que lleguen hasta el corazón de nuestro amado”.

            Y en mi adolescencia brotó la luz en una tarde serena de verano en la parroquia de San Juan de Laguardia. Fue una gracia extraordinaria una conversión súbita, tal vez el hecho más importante de mi existencia. Desde entonces quedó sellada con carácter irrevocable mi amistad con Jesús – Eucaristía. Nadie ya podrá separarnos. Desde aquel día, horas largas de Sagrario; horas de amistad inconfundible. Veladas  calientes en templos sin calor material. Sagrarios inolvidables.  

            Hace ya muchos años fui invitado a pernoctar en Madrid en el domicilio de los padres Blancos. Cené con aquellos amigos. Me acompañan después al dormitorio circunstancial, un moderno cuarto de estar. Me dice el padre Yániz: “Hoy vas a dormir en compañía de Jesús Sacramentado”. Acto seguido abre el armario. Dentro aparecía un digno Sagrario y en su interior la Eucaristía. - - “¿Cómo habéis conseguido permiso para reservar en casa al Señor?”. Le pregunto. Y Yániz responde: “A nadie hemos pedido permiso. Pero somos sacerdotes y amamos a Jesús. Por eso habita en nuestra casa. Cuando alguien quiere orar, abre la puerta del armario...” Quedé perplejo de momento. Después he pensado muchas veces en las palabras  del amigo, el padre Blanco: “Aquí le amamos... aquí le amamos…”

  • José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com      Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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