Mística o fe profunda

El rasgo esencial de la experiencia mística cristiana es la unión con Dios, raíz y fundamento de sus manifestaciones. Pero la unión con Dios, a su vez, se apoya o fundamenta en la raíz más profunda que es la fe en Cristo. Se impone, pues, examinar la relación entre mística y fe. Pero si se trata del creyente que actúa con fe profunda,es , decir, coherente y radical, la relación se convierte en varios interrogantes. ¿Es igual la mística que la fe profunda? Quien actúa místicamente, está realizando un acto de fe profunda? Más aún, quien vive la fe profunda ¿es un místico? En definitiva, ¿son iguales la mística y la fe profunda? Antes de responder queda por aclarar, una vez que los concepto sobre mística ya fueron expuestos, lo que se entiende por fe cristiana, en general, y fe profunda en sí misma y cómo la testimoniaron tantos cristianos, canonizados o no. He aquí el primero de dos artículos sobre un tema complicado, que lo merece

Lo que no es la fe
La confusión por la falsedad de la fe
A la fe ausente en la confesión y en la práctica religiosa, se unen los criterios que están al margen de la ortodoxia cristiana. Por ejemplo, los que sostienen la fe como
-un sentimiento religioso más, un refugio alienante, el opio del pueblo que agrada y da seguridad;
-un credo ritualista ocasional, la costumbre folklórica y tradicionalista de bautizos, bodas y primeras comuniones;
-el simple cumplimiento de prácticas piadosas o de unas normas cristianas de moralidad, o la religiosidad supersticiosa que comercia con Dios desde el intimismo egocéntrico;
-el miedo religioso que ve a Dios solamente como juez castigador, que fomenta exclusivamente el temor al infierno sin amor a Dios.
-una ideología social, política o moralizante, o a una dictadura intelectual que impone la Iglesia.

La fe es bella y atrayente
Al proponer la atracción de la fe cristiana nos referimos a su contenido pues la fe como tal es la llave-clave que abre el tesoro cristiano. Es obvio que para los ateos la fe cristiana no diga nada pero para los creyentes practicantes la fe merece el calificativo de bella y atrayente. ¿Razones?
-centra su mensaje en la persona, obra y testimonio de Cristo, la persona más fascinante de toda la historia;
-fundamenta una imagen de Dios como padre misericordioso y providente, cercano a los problemas de sus hijos. Un Dios muy diferente al Dios juez y vengador;
-aplica al mundo las perspectivas del Reino de Dios, proyecto de Jesús para salvar a los hombres y humanizar al mundo con la revolución que propone para la identidad personal, las relaciones, tareas, etc.;
-abre nuevas perspectivas a los hombres con la esperanza en todas sus dimensiones;
-ofrece un sentido a la vida en general y en particular al trabajo, al dolor, a las relaciones interpersonales y a la misma muerte;
-revela la presencia y actuación de Jesús en la vida de cada persona, desde el nacimiento hasta la muerte, con la luz del Evangelio y con la fuerza de su gracia;
-justifica las exigencias cristianas al presentarlas como manifestaciones de la “mística” del seguidor de Cristo y colaborador en su obra;
-presenta a la Iglesia como la comunidad elegida por Jesús para continuar la obra del Reino de Dios;
-descubre el gran secreto de cristianos que fascinaron a la humanidad como han sido, por ejemplo Juan XXIII y Teresa de Calcuta: la fe interiorizada y vivida en su compromiso eclesial;
Cierto que la fe fundamenta la felicidad y es una razón para la alegría, pero también es verdad que tiene unas exigencias que comprometen gozosamente al bautizado. El cristiano, bien formado y consciente del privilegio de vivir con Cristo, acepta con entusiasmo una vida según el Evangelio. Esta es la fe que a la luz de la conducta de los Apóstoles, comprende estos pasos: 1º el encuentro con el Maestro que fascina, 2º el mensaje revolucionario del reino de Dios que entusiasma, 3º la invitación de Cristo que exige radicalidad, 4º la respuesta coherente que enriquece, y 5º la vivencia en una comunidad que fortalece.
La fe profunda: ¿respuesta mística?
El cristiano coherente adentrado en la vocación contemplativa (acaso mística), realza las opiniones anteriores a las que añade otras muy peculiares. De manera especial experimenta la presencia de Dios; él siente su compañía y presencia; se encuentra acompañado por el Dios uno y trino, nunca está solo. La oración se convierte en diálogo continuo con Dios.
Y no solamente la presencia, el contemplativo o místico experimenta con profundidad el amor de Dios: se siente muy amado por el Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. La vida del contemplativo gira en torno a la amistad con quien eligió como opción fundamental. El protagonista del Cántico espiritual, muy parecido al del Cantar de los cantares, experimentará la presencia y la ausencia de Dios en la criaturas: lamentará que el Amor no sea amado, suspirará por la profunda unión con el amado y procurará vivir en la tierra como si ya estuviera en el cielo.

Conclusión: la fe profunda y coherente, termina en respuestas místicas, ocasionales o permanentes Luego no es alternativa, ¿mística o fe profunda?..Más bien, es la respuesta del seguidor de Cristo que con fe coherente y profunda vive situaciones místicas. ¿por qué? Porque por Cristo y en Cristo viveda la unión con Dios bajo la acción del Espíritu Santo.


La fe radica en el encuentro con Cristo que fascina
Los Apóstoles quedaron impresionados por la personalidad de Cristo que hablaba con toda sinceridad y autoridad. Era una persona de la que se podían fiar sobre el mensaje acerca de Dios, del prójimo y del futuro. Antes de dar el sí de la fe a una doctrina, lo dieron a la persona que les atraía y fascinaba.
La fe del cristiano también debiera tener como arranque el encuentro impactante y no meramente doctrinal con el Señor. Desde Cristo y por Cristo se da la aceptación y adhesión a Dios y a toda la revelación cristiana. En la nueva relación con Dios, es Cristo quien llama y Dios quien capacita con el don de la fe. Junto a la adhesión a Dios se da también la apertura a la Revelación que enriquece al hombre por las nuevas verdades y por la fuerza de la gracia para superar obstáculos. El dinamismo ético queda enriquecido y las relaciones interpersonales ampliadas. Con la fe surge el hombre nuevo capaz de luchar por un mundo mejor.
2. Y en el mensaje revolucionario del reino de Dios que entusiasma
A los discípulos, en diversos momentos, Cristo presentó su mensaje revolucionario sobre el Reino de Dios. Y lo hizo de tal modo que entusiasmó a sus oyentes. Los Apóstoles aceptaron con fe la buena nueva que despertaba ilusión porque merecía la pena entregar la vida al servicio del ideal que el Maestro les proponía. Ellos asumieron el cambio profundo de los valores preconizados por Jesús sobre el mundo con el Reino de Dios, sobre las relaciones con el amor, sobre los bienes económicos con la esperanza, y sobre el tiempo con la escatología.
La fe que Cristo propone abarca toda la vida, la temporal y la eterna posterior a la muerte. Por eso la fe y la esperanza son inseparables y transcienden el horizonte del mundo y de la muerte por la expectación tensa de la vida eterna en el encuentro con Cristo glorioso. Habría que citar todo el Nuevo Testamento para comprobar esa revolución perenne de la Buena Nueva. Pero baste con leer el Sermón de la montaña con los criterios claves para establecer una jerarquía de valores en la vida toda del discípulo de Cristo (cf. Mt. Cap. 5º,6º y 7º)
En muchos cristianos, lamentablemente, este segundo paso de la fe está ausente. Reciben una catequesis “suave” que grava más la conciencia con muchas obligaciones pero que es incapaz de despertar entusiasmo por el contenido del mensaje. Un gran porcentaje de bautizados no interiorizan el mensaje revolucionario de Jesús que podía transformar su conducta ética en la respuesta del diálogo con Dios para servir mejor a los hermanos. Ignoran que al seguidor de Jesús no le basta con obrar según la razón, es preciso vivir desde las perspectivas y exigencias de la Palabra de Dios.

Modalidades de la fe, con metáforas
Con metáforas: ¿obstáculo o fundamento que alegra la vida?
Intento trasladar el sentido “técnico” de la fe a otro figurado. En definitiva es una comparación para facilitar su importancia. En efecto, para el creyente es un motivo de alegría o de gozo poseer la fe como:
-una luz que ilumina el camino de la vida. Gracias a la fe, el fiel religioso acierta con la respuesta adecuada con Dios o con la relación interpersonal;
-un eje-centro alrededor del cual giran intereses, tareas y relaciones;
-un puente que facilita la comunicación con “la otra realidad” o persona o historia. De lo conocido y palpable, el yo humano entra en contacto con personas o sucesos que amplían los horizontes de sus conocimientos y de sus relaciones;
-la llave, (o la combinación de la caja fuerte), imprescindible para poder sacar o depositar dinero o joyas o documentos secretos;
-el mando de la televisión o el “ratón” del ordenador que puede abrirnos programas o archivo de un signo positivo o negativo;
-la linterna que alumbrará en la noche cuando falte la luz eléctrica;
-la puerta por la cual entramos a la casa o a determinada habitación;
-la raíces profundas de los juicios y de las reacciones personales;
-la roca (y no arena) que de modo oculto sostiene la vida de los fieles;
-el microscopio o telescopio por el que se “ven” realidades que “a simple vista” no se palpan;
-el motor que capacita para afrontar y superar dificultades. De los criterios religiosos surge una fuerza que antes no poseía la persona;
-el freno ante los peligros, pecados, riesgos o tentaciones;
-el volante o timón que ayuda para ir por el camino recto;
-la brújula que siempre orienta y avisa de posibles peligros;
-el acelerador para realizar con rapidez las actividades necesarias y urgentes;
-el móvil o el teléfono para escuchar y hablar con seres de otro mundo;
-la fuente de la que surge “el agua” que da fuerza para las decisiones de la voluntad;
-la voz amiga que consuela en los momentos difíciles o de dolor;
-el árbol que, cultivado, da abundantes frutos para el prójimo;
-el Absoluto en mi ser. . Los cristianos, como María en el Magníficat, afirmamos: “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador”
El gozo de la fe desde el impulso religioso
Junto a las metáforas, que dan una idea genérica de lo que es la fe como creencia religiosa presente en las diferentes religiones, será oportuno mencionar el impulso religioso que viene a ser una de las raíces de la persona creyente

La fe profunda: ¿respuesta mística?
El cristiano coherente adentrado en la vocación contemplativa (acaso mística), realza las opiniones anteriores a las que añade otras muy peculiares. De manera especial experimenta la presencia de Dios; él siente su compañía y presencia; se encuentra acompañado por el Dios uno y trino, nunca está solo. La oración se convierte en diálogo continuo con Dios.
Y no solamente la presencia, el contemplativo o místico experimenta con profundidad el amor de Dios: se siente muy amado por el Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. La vida del contemplativo gira en torno a la amistad con quien eligió como opción fundamental. El protagonista del Cántico espiritual, muy parecido al del Cantar de los cantares, experimentará la presencia y la ausencia de Dios en la criaturas: lamentará que el Amor no sea amado, suspirará por la profunda unión con el amado y procurará vivir en la tierra como si ya estuviera en el cielo.

Conclusión: la fe profunda y coherente, termina en respuestas místicas, ocasionales o permanentes Luego no es alternativa, ¿mística o fe profunda?..Más bien, es la respuesta del seguidor de Cristo que con fe coherente y profunda vive situaciones místicas. ¿por qué? Porque por Cristo y en Cristo viveda la unión con Dios bajo la acción del Espíritu Santo.
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