Cómo actuará la persona para conseguir su plenitud

Cómo actuará la persona para conseguir su plenitud

En el blog utilizo muy poco los gerundios. Pero en este artículo, y por excepción, responderé a la pregunta “cómo actuará la persona para conseguir su plenitud”:
actuará amando la verdad, fortaleciendo la voluntad, actuando con firmeza y fortaleza, practicando la libertad con responsabilidad, dominando los impulsos que incitan a los pecados capitales, reaccionando con radicalidad, actuando con-por amor, sabiendo amar y odiar, obrando con donación total, llegando en las respuestas al SÍ profundo, trabajando con ilusión, relacionándose con entusiasmo, sirviendo con generosidad al prójimo y aceptando las dificultades con paciencia

Amando la verdad-
Cada uno tiene el deber de buscar la verdad y adherirse a ella, ordenando la propia vida según las exigencias de la verdad.(comca521)En definitiva, la responsabilidad se guía por el concepto y amor hacia la verdad que caracteriza la madurez mental. Pero este amor a la verdad se manifiesta en el equilibrio de juicio y de comportamiento, en la prudencia, en el juicio firme, objetivo, reflexivo, equilibrado y sincero. Es decir, que quien ama la verdad se sitúa en la antítesis del individuo imprudente, irreflexivo, rígido, hipócrita, mentiroso, ingenuo, pesimista, superficial, primario..
Fortaleciendo la voluntad
El secreto de la persona radica en poner la voluntad al servicio de la responsabilidad para amar. De esta manera goza de la madurez volitiva que se manifiesta en la recta independencia ante otras personas, en la energía y prontitud para tomar decisiones y en la fortaleza para decir un “sí” coherente a las convicciones, sean cuales fueren los obstáculos. No existe en la persona con plenitud volitiva la dicotomía entre el pensar y el actuar. Al contrario, se da la unidad propia de quien posee la capacidad para asumir responsabilidades de modo coherente.
Actuando con firmeza y fortaleza.
Atacar y resistir, avanzar y no retroceder, son exigencias inevitables en la vida para mantenerse firmes en las convicciones personales. Gracias al ánimo fuerte la persona madura puede defender su verdad. y resistir con firmeza sin retroceder en la realización del proyecto aceptado.
Aceptando las dificultades con paciencia
Tiene gran mérito quien soporta sin abatirse, gracias a la paciencia, los sufrimientos físicos y morales. Es muy necesaria esta expresión de la fortaleza para aceptar las adversidades de la vida sin dejarse llevar por el pesimismo, el desaliento o la tristeza. El paciente no huye ni se despreocupa cómodamente de los peligros como el avestruz que mete la cabeza bajo las alas. Tampoco es el orgulloso que no admite dependencia de nada ni de nadie. Por el contrario, la persona paciente afronta de manera digna de alabanza todos los males que le acosan para mantener la jerarquía de valores y compromisos aceptados.
Practicando la libertad con responsabilidad
Entre los valores y actitudes de la personalidad destaca la libertad ejercida con responsabilidad. ¿Cómo se manifiesta? Como libertad, en la opción rápida, fácil y agradable en las alternativas ordinarias y extraordinarias. Como libertad responsable en la respuesta consciente y coherente a los compromisos asumidos. La persona responsable responde afirmativamente a su vocación y da un "sí" coherente a la llamada del amor y de la justicia..
Dominando los impulsos que incitan a los pecados capitales
Cuando no se vive como se piensa, se termina pensando como se vive. Aquí tienen un papel decisivo los impulsos, fuerzas para el bien o para el mal. Y así, la verdad como la responsabilidad pueden ser ofuscadas por los excesos en el comer, beber y fumar. Urge, pues, la madurez impulsiva de quien ha logrado dominar sus tendencias, es responsable ante el deber, comer, beber, descansar y dominio en la vida sexual.
Reaccionando con radicalidad
Cuando la opción fundamental es interiorizada se convierte en una actitud de radicalidad con respuestas de total coherencia. Presentamos como manifestaciones propias de la radicalidad la claridad para discernir el valor o valores fundamentales (las raíces que dan sentido a una vida), de otros valores secundarios; y la decisión para responder con entusiasmo ('mística') a los valores aceptados. Como se puede apreciar, la radicalidad así definida se identifica con el fruto principal de la misma opción fundamental
Llegando en las respuestas al SÍ profundo
La entrega-donación a una persona o a un ideal de vida manifiesta el sí profundo a lo que consideramos prioritario de nuestra existencia.. El sí profundo motiva para obrar con facilidad, prontitud, gusto y con abnegación. Este “sí” profundo empuja para actuar de un modo superior al ordinario, sin razonamientos humanos, con abnegación y sumisión de los movimientos de la afectividad. . La dinámica de autoliberación canaliza los esfuerzos para que el yo profundo domine al yo periférico-superficial, supere los obstáculos de la paz interna, concebida como armonía personal y servicio fraterno.
Trabajando con ilusión
Ilusionada es la persona que tiene una esperanza, un ideal o proyecto atractivo que vive con amor, entusiasmo y alegría. En la ilusión están presentes unos objetivos, una meta, que motivan la conducta y dan sentido a la vida. Esta meta o proyecto se constituye en la razón del vivir, en la norma para pensar y en la fuente de unidad que estructura las relaciones y las actividades. No se concibe una ilusión sin un amor a algo o alguien que de algún modo se constituya en una esperanza que no se posee pero se ama y se desea obtener.
Relacionándose con entusiasmo
El entusiasmo o endiosamiento es una actitud compleja que comprende la valoración grande por el ideal-proyecto-misión o esperanza que se convierte en “la mística” de una vida. Esta valoración provoca un amor desbordante a modo de pasión ardiente que se experimenta y que se quiere comunicar a otros. Así se explica que la persona entusiasmada manifieste un dinamismo exuberante, una ganas extraordinarias de hacer cosas para conseguir sus objetivos.
Actuando con-por amor
La identificación con el otro es el aspecto fundamental del amor. La capacidad de amar influye para que yo vea lo del otro como algo mío propio. Más aún, que prologue mi yo en el tú y entable relaciones de comunión. Quien ama, vibra por el otro, sintoniza con sus intereses y alegrías. La unión es otro elemento esencial en las personas que se aman, entre el amante y el amado. Los que se aman desean y buscan con placer estar juntos.. Quien de veras ama exclama; ¡me alegra que existas! ¡soy feliz cuando te veo feliz y estoy triste porque tú estás triste! La unión es otro elemento esencial en las personas que se aman, entre el amante y el amado.
Sabiendo amar y odiar
Los afectos, como los impulsos, son factores decisivos que influyen en la libertad responsable. Urge trabajar en la madurez afectiva integrada por la constancia en el buen humor, el entusiasmo, la aceptación del fracaso y del éxito. La persona con plenitud en la afectividad, sabe amar y odiar, tiene el sentimiento moderado del propio valer y poder, muestra confianza en el actuar con seguridad, serenidad y sin miedo. Es alegre y optimista, con valor para superar obstáculos y riesgos; domina la ira, la agresividad, el mal humor.
Obrando con donación total
Quien actúa con radicalidad está realizando su entrega al ideal o a la persona amada. El amor se realiza totalmente, con una donación sin límites. Con el vocablo "plenitud" (es decir, global, total o completo), queremos decir que la valoración dada al objeto de la opción es máxima o total; que el amor se realiza totalmente, con una entrega sin límites.
Sirviendo con generosidad al prójimo
Amar es servir, es ayudar de cuantos modos se pueda a la persona a quien decimos amar. De qué manera amar-ayudar al prójimo? Está el servicio desinteresado de las clásicas "obras de misericordia". Pero hoy, el servicio se entiende mejor como promoción y liberación para que el necesitado remedie sus necesidades con ayuda ajena, pero sin paternalismos y sin recibir "por caridad lo que se le debe por justicia", sin hipotecas para su libertad y sin empañar su dignidad (cf. AA 8).
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